El Castillo San Francisco o Castillo de Egaña está ubicado en el pasaje rural Egaña, a poco más de 275 kilómetros de Buenos Aires. Es el más grande de la provincia de Buenos Aires. Esta vieja mansión, abandonada desde hace décadas, fue construida por Eugenio Díaz Vélez, nieto del prócer argentino General Eustoquio Díaz Vélez.
La obra comenzó en 1918 y se terminó en 1930. Según el viajero Guido Rodríguez, cuenta con 77 habitaciones, 14 baños, 2 cocinas, galerías, patios, taller de carpintería, terraza, mirador y balcones.
La leyenda del Castillo de Egaña

Esta mansión iba a ser la residencia de Eugenio Díaz Vélez, pero nunca pudo habitarla porque apareció muerto el día de su inauguración.

En 1930, Eugenio regresaba a la Argentina luego de un extenso viaje por el Viejo Continente. En la víspera a la inauguración de la obra, su familia lo esperaba ansiosa con todos sus miembros (casi un centenar de personas presentes) en el Castillo Egaña, pero un evento inesperado y desafortunado ocurrió.

Según precisó Daniel Burg, hombre que a hoy día mantiene una relación especial con la propiedad, ya que su padre Eduardo se hizo cargo del castillo en 1958 -que ya formaba parte del Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires- cuando el cochero fue a despertar a Eugenio para continuar viaje, lo halló muerto. “Todos se encontraban en el castillo para inaugurarlo, aguardando que llegue Eugenio, pero lo que llegó fue la noticia de su fallecimiento en Barracas. Su cochero lo fue a despertar y estaba muerto”, rememoró.
Según el relato popular, por este trágico recuerdo su familia huyó despavorida, dejando todos los preparativos para una fiesta que no fue, y nunca más regresó al castillo.

Permaneció 30 años abandonado, hasta que el Estado lo expropió para convertirlo en un reformatorio. Sin embargo, esta nueva etapa duró poco: un menor asesinó a un profesor y provocó que el lugar sea cerrado nuevamente, además de alimentar las teorías paranormales. Desde entonces, permanece vacío.