A 587 kilómetros al sur de la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra Tornquist, una ciudad de casi 7000 habitantes que fundó el alemán Ernesto Tornquist el 17 de abril de 1883. Por aquellos días, la mayoría de los residentes eran inmigrantes alemanes del Volga, una zona europea meridional de Rusia, próxima al río Volga.
La característica principal de esta comunidad es que si bien vivían en territorio ruso, conservaban la cultura y tradiciones alemanas como el idioma y las creencias religiosas.
Algunos de los puntos más importantes de la ciudad
- Teatro Municipal
- Iglesia Santa Rosa de Lima
- Palacio Municipal
- Museo “Casa de la Historia”
- Balneario Parque Norte
- Biblioteca Popular Ernesto Tornquist
- Paseo Peatonal Gerardo P. Rattero
- Piletas Municipales
- Laguna Las Encadenadas

La historia de Tornquist
A fines del siglo XIX, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires decidió impulsar la actividad rural en la zona, especialmente el cultivo de trigo. Es por eso que el empresario sueco-argentino Ernesto Tornquist, propietario de grandes extensiones de tierra en el lugar, fundó la colonia agrícola con alrededor de trece familias que se instalaron allí para dedicarse a la actividad primaria.
La urbanización se fue concentrando alrededor del ferrocarril que gracias a su expansión y desarrollo esta localidad comenzó a crecer en población y estructura. Tal es así que por aquellos días se fundó la plaza principal que también lleva el nombre de su fundador.

Desde un principio la plaza fue el epicentro del lugar, convirtiéndose en el escenario de festivales, desfiles y eventos deportivos. Durante la década de 1920 la renovaron y le agregaron bancos, árboles y una gran fuente en medio.
Poco a poco las inmediaciones se fueron concentrando nuevos edificios y comercios alrededor de ella, como la iglesia de estilo neogótico que se destaca en el paisaje gracias a un imponente lago artificial habitado por patos, gansos, nutrias y peces.
A principios del siglo XX, el crecimiento de Tornquist se consolidó y su centro comercial y cultural comenzaban a reflejarlo con la construcción de más edificios públicos, escuelas y teatro.
En este sentido, los habitantes fundaron la sede de la Sociedad Germánica, el Hogar Funke, una residencia veraniega para ancianos y la Barraca Funke, tres centros destacados del lugar hasta el día de hoy.