Leticia y Olga Cossettini fueron dos hermanas unidas por una misma vocación. Dedicaron su vida a la docencia y la pedagogía al tiempo que llevaron adelante distintas iniciativas que implicaban toda una innovación para la época. Ambas emprendieron el proyecto de la Escuela Serena, una institución donde los estudiantes eran considerados el centro del aprendizaje y donde reinaba el arte, la música y la creatividad en un contexto de serenidad y bienestar.
¿Cuál fue el aporte de las hermanas Cossettini?
Juntas, trabajaron para modificar las prácticas educativas basándose en una concepción del acto educativo como hecho social. Defendían una educación que focalizaba en las vivencias porque, según ellas, sólo se podía aprender aquello que se había vivido.
Así, la escuela mantenía sus puertas abiertas para estar en contacto con la comunidad. Además, no había horarios rígidos ni timbres ni campanas que anunciaran el inicio o fin de los recreos. En su lugar, sonaba música. Además, había clases de disciplinas artísticas porque el arte formaba parte de la vida en la escuela. Los niños y niñas aprendían a través de diversas actividades éticas y estéticas. La Escuela Serena se caracterizaba entonces por mantener su puertas abiertas y por un clima donde reinaba el arte, la comunicación y la tranquilidad.
Leticia tenía una visión distinta sobre la docencia y el aprendizaje. Por ejemplo, en la mencionada escuela, llevaba fuera de las aulas a los y las estudiantes para tomar el radio de circunferencia de la fuente de la plaza o para pasear por los alrededores y aprender sobre el canto de los pájaros y las historias de vida de las personas del pueblo. Se trataba de una escuela que se abría hacia afuera y que interactuaba con el contexto y la comunidad. Se orientó a las materias creativas, principalmente a la plástica (pinturas, acuarelas y esculturas), pero también desarrolló teatro de títeres y dirección de coros, entre otras actividades. Además, publicó los libros “Teatro de niños” (1945) y “Del juego al arte infantil” (1950).
Por su parte, Olga fue becada por la Fundación “Guggenheim” de Estados Unidos en 1940-1941, y en 1946 integró además la representación argentina que participó del “Congreso Americano de Maestros”, realizado en México. Integró además la Junta Ejecutiva de la Comisión homenaje de la Ley 1.420, desempeñándose como Secretaria.
Hacia 1950 empezó a trabajar como Secretaria del “Colegio de Estudios Superiores”, filial Rosario, hasta 1954. Más tarde, en 1955, fue designada Inspectora de Escuelas en Santa Fe, labor que llevó adelante hasta 1957. También fue asesora del Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Litoral hasta 1964, y luego se desempeñó como Directora de escuelas de la Provincia de Buenos Aires, a partir de 1958.
Olga Cossettini se despidió de este mundo en 1997, a los 98 años, en la misma vivienda del barrio Alberdi que actualmente es un museo y un centro cultural. Su hermana Leticia falleció el 11 de diciembre de 2004 en Rosario, Santa Fe. Ambas dejaron huellas en el campo educativo.