Un conocido viene con una racha de suerte tremenda. Ocasión tras ocasión, lo que puede salirle bien, le sale bien. Hasta que finalmente su suerte cambia, su destino se transforma, algo le sale mal y por ello decimos: "viste lo de Fulanito, se le dio vuelta la taba".

Entender o no la expresión varía, actualmente, de generación en generación. Lo que la mayoría no sabe es dónde se originó la frase. ¿Qué es una "taba"? ¿Por qué se da vuelta? Hay una explicación para todo.

Huesos y juegos

La taba es el hueso astrágalo de la pata de la vaca, es decir, el hueso del tarso que está articulado con la tibia y el peroné. Así se lo llama en Latinoamérica; España, por su parte, refiere al mismo hueso como "carnicol".

El carnicol era, asimismo, un juego que se jugaba con el hueso de la oveja. Participaban de la competencia sobre todo hombres.

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En épocas de inmigración, los españoles trajeron el pasatiempo lúdico a América y al gaucho le gustó tanto que lo mantuvo, adoptándolo como propio y sumándole alguna que otra novedad. Veamos cómo se jugaba.

Se le dio vuelta la taba

El hueso del juego tenía dos caras, una cóncava ―apodada "cara" o "suerte"― y otra convexa ―a la cual se referían como "culo"―. Se lanzaba el hueso y, si caía con el lado cóncavo hacia arriba, quien había arrojado la taba ganaba.

Por el contrario, si caía con el lado opuesto hacia arriba, la persona perdía.

La habilidad del jugador está puesta en esta acción, que también depende, en gran parte, de la mera suerte. Y no sólo juegan aquellos involucrados en el salto y aterrizaje de la taba: los espectadores se reúnen alrededor y apuestan en favor del que tira o de quien espera su turno. También pueden apostar a que el hueso caerá de uno u otro lado: lomo, hoyo, panza, ombligo, etc.

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De ahí sale el dicho: su raíz está en el juego de la taba, donde a un jugador le podía estar yendo de maravilla y de repente ¡pum!, la taba se da vuelta, queda del lado erróneo y pierde. La vida misma.