La adquisición del lenguaje es uno de los momentos más esperados en la infancia. Escuchar las primeras palabras de un hijo o hija es un recuerdo imborrable para cualquier familia. Aprender a hablar abre la puerta al conocimiento, la imaginación y la socialización. Sin embargo, cada niño avanza a un ritmo distinto y, en algunos casos, puede haber señales de alerta que conviene atender.
En los últimos años, investigadores y educadores han empezado a trabajar juntos para detectar precozmente los problemas de adquisición del lenguaje en el aula. Y las nuevas tecnologías, lejos de ser un obstáculo, se han convertido en grandes aliadas de los maestros de nivel inicial.
¿Qué es el trastorno del desarrollo del lenguaje?
El trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL), también conocido como TEL, es un diagnóstico que forma parte de los llamados trastornos del neurodesarrollo. Se trata de una dificultad que aparece en la infancia y suele persistir hasta la adultez. Después del déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y del espectro autista, es uno de los más frecuentes.
Los estudios más recientes calculan que afecta a cerca del 7,5 % de los niños entre 4 y 5 años. Esto significa que, en una sala de jardín con 30 alumnos, al menos dos podrían presentar dificultades relacionadas con este trastorno. Aunque alrededor del 10 % de los chicos en edad preescolar manifiesta retrasos en la adquisición del lenguaje, solo entre un 5 % y un 7 % recibe el diagnóstico confirmado de TDL.
Entre las señales más comunes están el vocabulario limitado, el uso de frases cortas, las dificultades para narrar historias o la falta de fluidez al comunicarse. Pero no solo influye en el habla: también impacta en el aprendizaje, las interacciones sociales y el desarrollo emocional.
Mirá También

Para entender el lenguaje de los bebés hay que escuchar la melodía de su llanto o su balbuceo
La importancia de la detección temprana
Aunque el diagnóstico definitivo suele darse a partir de los 4 años, cuando las diferencias individuales en el lenguaje ya se han estabilizado, los especialistas recomiendan observar señales de alerta desde mucho antes.
El problema es que los recursos en los centros educativos no siempre alcanzan. Los maestros de audición y lenguaje o de pedagogía terapéutica, que trabajan en coordinación con psicopedagogos y profesionales de la salud, muchas veces tienen horarios limitados y deben atender a varios alumnos a la vez.
Frente a esta dificultad, en los últimos años surgieron herramientas tecnológicas que facilitan la tarea de los docentes y permiten detectar de forma precoz los problemas de lenguaje sin interrumpir la rutina escolar.
Gades: un “semáforo” del lenguaje en la escuela infantil
Un ejemplo es Gades, una plataforma web desarrollada por investigadores en España para ayudar a los maestros a identificar posibles dificultades lingüísticas en niños de entre 6 y 36 meses.
La propuesta es muy sencilla: los docentes completan cuestionarios breves de no más de seis preguntas basados en la observación cotidiana. Las preguntas varían según la edad, e incluyen aspectos como:
- ¿Dice “mamá” o “papá”?
- ¿Juega con otros niños?
- ¿Reconoce colores?
- ¿Sigue objetos con la mirada?
El resultado se muestra como un semáforo:
- Verde: desarrollo normal.
- Ámbar: repetir la evaluación en algunos meses.
- Rojo: necesidad de derivación a un especialista para una evaluación completa.
Un estudio con 218 niños en Madrid mostró que casi el 20 % presentaba dificultades en el desarrollo del lenguaje, con la mayoría de los casos sospechosos entre los dos y tres años.
Una ayuda sencilla para maestros y familias
Lo interesante de Gades y herramientas similares es que no requieren interrumpir el juego ni generar incomodidad en los niños. Todo se basa en la observación natural de la vida en el aula, lo que además permite a los docentes obtener información más realista.
Según los maestros que ya la han utilizado, la plataforma es fácil de manejar, gratuita y rápida. Solo se necesita acceso a internet y una capacitación mínima sobre qué es el TDL y cómo usarla.
Los expertos recomiendan empezar a aplicarla desde el segundo semestre escolar, cuando los docentes ya conocen mejor a sus alumnos y pueden evaluar su progreso con más precisión.
Por qué la detección temprana es clave
Al igual que ocurre con otros trastornos del neurodesarrollo, cuanto antes se detecte el TDL, mayores son las posibilidades de intervención eficaz. Una atención temprana puede limitar los efectos más negativos, favorecer el aprendizaje escolar y mejorar las oportunidades de socialización y desarrollo personal.
La combinación de la experiencia de los docentes con el apoyo de herramientas tecnológicas representa un cambio de paradigma en la educación infantil. Lejos de reemplazar al maestro, la tecnología se convierte en un aliado que amplifica su capacidad de observación y acompañamiento.
En definitiva, detectar a tiempo los problemas de adquisición del lenguaje no solo ayuda a los niños a expresarse mejor, sino que les abre un camino más accesible hacia el conocimiento y la imaginación.
Basado en una nota de The Conversation / Reproducido bajo el formato Creative Commons / Autor de la nota original: María Dolón Poza (Universidad Politécnica de Madrid) / imagen: 123RF

