Aunque la escritura se inventó hace cinco mil años, el libro tal como se lo conoce hoy en día tardó mucho tiempo en aparecer. Las primeras formas de escritura eran muy distintas a las de ahora. En Egipto, por ejemplo, lo primero que se escribió fue el nombre de un faraón sobre una paleta de maquillaje. En Sumeria, una lista de mercaderías. En el primer caso los signos estaban tallados sobre una piedra y en el segundo, insertos en una tablilla de barro. La escritura era por aquel entonces apenas un auxiliar del comercio o de la religión. No se conocía el papel ni la tinta. Leer y escribir eran habilidades que manejaban muy pocos y a nadie se le había ocurrido todavía la idea del libro.
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Las primeras formas de escritura
Los antiguos egipcios escribían también sobre papiros, que eran unas hojas obtenidas a partir de una planta. En otras partes del mundo usaban el pergamino, que se hacía con pieles de animales. También existían los códices o códex, que tenían hojas rectangulares.
Los cuentos, una historia aparte
En los comienzos de la escritura no había libros, pero sobraban las historias: desde los relatos fantásticos sobre dioses que luchaban contra dioses hasta los que hablaban de príncipes que habían ido a la guerra y no sabían cómo volver a casa. Además existían historias de amor y graciosas, así como también leyendas, fábulas y mitos. No se escribían, se contaban: de padres a hijos y de ancianos a jóvenes. Muchas de esos relatos orales fueron el origen de libros famosos, como “La Ilíada” y “La Odisea” de Homero.
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