Surinam es el país más pequeño de Sudamérica. Y, en el interior de su capital, Paramaribo, se encuentra un enorme jardín de palmeras, repleto de historia, conocido como Palmentuin.
Su construcción y diseño se llevó a cabo a mediados del siglo XVII. Por lo tanto, es un pulmón de naturaleza de más de 340 años.
Finalmente, por su antigüedad y relevancia, a mediados de 2002 recibió el título de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
¿Quién impulsó la construcción del Palmentuin de Surinam?
La idea de construir un jardín de palmeras en este sector de Surinam fue de Cornelis van Aerssen van Sommelsdijck, que se desempeñó como gobernador en el siglo XVII, cuando el país era identificado como una colonia neerlandesa.
Puntualmente, los trabajos en el lugar iniciaron a mediados del año 1683 y continuaron hasta 1688. En ese momento, la obra se interrumpió como consecuencia del asesinato de van Sommelsdijck.
Durante los últimos siglos, Surinam experimentó numerosos cambios. Pero, para sorpresa de los turistas, el Palmentuin sobrevivió y, en la actualidad, se conserva en perfectas condiciones.
¿Qué hay en el interior del Palmentuin?
Como era de esperar, en el interior del Palmentuin de Surinam hay decenas de palmeras reales, que están rodeadas por diversos senderos peatonales, desde donde se puede apreciar la belleza del paisaje.
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Pero, al mismo tiempo, dentro de este famoso parque, emplazado detrás del Palacio Presidencial de este país de Sudamérica, también hay:
- Un zoológico, donde se cuidan aves tropicales y caribeñas, entre otros animales.
- Diversos comercios, para disfrutar los sabores locales en un entorno natural.
- Un espacio de recreación infantil.
¿Es cierto que este jardín de palmeras estuvo cerrado al público durante siglos?
En 1685, poco tiempo antes de su muerte, Cornelis van Aerssen van Sommelsdijck anunció que el ingreso al Palmentuin sería público. Pero, al poco tiempo, se transformó en un espacio cerrado y en estas condiciones permaneció durante largos años.
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Tras experimentar un largo proceso de restauración, este jardín de palmeras de Surinam recién volvió a permitir el ingreso libre y gratuito de locales y visitantes durante las primeras décadas del siglo XX.