Las represas hidroeléctricas son obras de ingeniería que aprovechan la fuerza del agua para producir energía eléctrica de forma limpia y constante. Se construyen en ríos caudalosos, donde es posible almacenar grandes volúmenes de agua en embalses que luego se liberan para mover turbinas.
Aunque existen en muchos países del mundo, lo curioso es que tres de las cinco más grandes están ubicadas en Sudamérica. Según el ranking publicado por GeoTechTips —una academia digital especializada en datos geográficos y tecnológicos—, las cinco represas hidroeléctricas más grandes del planeta son:
- Tres Gargantas (China),
- Itaipú (Brasil y Paraguay),
- Xiluodu (China),
- Belo Monte (Brasil),
- Guri (Venezuela).
Las tres represas hidroeléctricas de Sudamérica

La más potente de Sudamérica es Itaipú, ubicada entre Brasil y Paraguay. Durante años, fue la número uno a nivel global. Hoy ocupa el segundo lugar, pero sigue siendo clave para ambos países: genera unos 14.000 MW y abastece cerca del 90% de la energía de Paraguay y el 10% de la de Brasil.
Le sigue Belo Monte, en el río Xingu (Brasil), que produce cerca de 11.000 MW. Esta represa tuvo mucha repercusión, incluso hasta el día de hoy, por sus impactos sociales y ambientales, pero también es una de las más ambiciosas de la región.
La quinta y última en el podio mundial es la de Guri, en el estado Bolívar de Venezuela, con una capacidad cercana a los 10.000 MW. Alimenta a buena parte del país y fue construida en etapas desde 1963.
¿Cuál es la función de una represa hidroeléctrica?

Las represas hidroeléctricas se construyen con el objetivo principal de generar electricidad a partir del movimiento del agua. Además del suministro energético, algunas también se utilizan para regular caudales, prevenir inundaciones y almacenar agua para riego o consumo humano.
Entre sus principales ventajas se destaca que producen energía renovable y constante, sin emitir gases contaminantes. También permiten abastecer grandes regiones y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Sin embargo, presentan varias desventajas. La construcción de estas megaobras puede afectar ecosistemas naturales, modificar el curso de los ríos y provocar desplazamientos de comunidades cercanas. Por eso, su diseño y gestión deben contemplar tanto el desarrollo energético como el cuidado ambiental y social.
Imagen de portada: Represa Itaipú, Brasil y Paraguay.