La división la marca el río Bósforo, sobre el que se cruzan tres puentes colgantes que permiten ir de un continente a otro.
Estambul es una ciudad con mucha historia. Ubicada en el noroeste de Turquía, cambió de nombre tres veces, formó parte del Imperio romano y fue conquistada por los otomanos, todo en un lapso de poco más de mil años.
Hay un dato, sin embargo, que escapa a muchas personas. Y es que Estambul es una de los pocas ciudades del mundo que está en dos continentes. ¿A qué se debe? Simplemente, a que Turquía también forma parte de la selecta lista de países bicontinentales.
Turquía está en Asia y en Europa al mismo tiempo. Sus 783.000 km² se reparten de la siguiente manera:
En el caso de Estambul, la división la marca el río Bósforo, que conecta el mar Negro con el mar de Mármara. El límite entre ambos continentes cruza este último mar y se extiende hasta el estrecho de Dardanelos, que une al Mármara con el mar Egeo.
Uno de los puntos más famosos de la ciudad turca es, de hecho, el Puente del Bósforo, cuyo nombre oficial es Puente de los mártires del 15 de julio. Es una de las tres estructuras colgantes, ubicado sobre el río que lleva el mismo nombre, y permite cruzar de Asia a Europa (o viceversa).
Como mencionamos más arriba, Estambul es una ciudad de muchísima historia. Tanta, que cambió de nombre tres veces y estuvo bajo dominio de distintos imperios a lo largo de los siglos:
La ciudad, que por entonces era la capital del Imperio otomano, dejó de serlo. El título pasó a corresponder a Ankara, más al centro del país.
Estambul es una de las ciudades más visitadas tanto de Asia como de Europa. Entre sus principales puntos turísticos, se encuentran la Mezquita Santa Sofía y la Mezquita Azul, la Plaza Sultanahmet, la Torre de Gálata y el Gran Bazar, famoso por sus cientos de comercios tradicionales.
Un dato curioso sobre la ciudad turca es que, producto de su geografía, está cubierta de niebla durante toda la noche y buena parte del día, incluso a niveles muy bajos.
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