Puede parecer inverosímil pero es real: la primera burbuja económica de la historia, eso que sucede cuando los precios se inflan rápidamente ante la especulación por un producto, ocurrió por la "crisis de los tulipanes", conocida como Tulipomanía.
La fiebre por el tulipán, flor originaria de Turquía, se desató en el siglo XVII en un país europeo. Fue tal la euforia que en apenas ocho meses llegaron a venderse algunos bulbos por precios equivalente a cuarenta años de sueldo.
¿En qué país se desató la Tulipomanía y por qué?
La región holandesa de Países Bajos es la mayor productora de tulipanes a nivel mundial, incluso llegando a ocupar la histórica cifra del 80% del mercado. Así, aunque en la actualidad el sistema productivo de la flor y su mercado están regulados, el país sufrió la Tulipomanía cuatro siglos atrás.
El periodo de euforia especulativa, que duró poco, disparó prácticamente de un día a otro los precios de los tulipanes. Si bien la flor turca había sido introducida en el país prácticamente un siglo antes, el afán por obtener aunque fuera un sólo bulbo se extendió en cuestión de meses a toda la sociedad a en pleno sigo XVII.
Según cuenta la historia, a Países Bajos la flor recién llegó cerca de 1560. Cuando el embajador austríaco en la actual Turquía, Ogier Ghislain de Busbecq, regresó del Imperio otomano, trajo entre sus pertenencias algunos bulbos de tulipán. Estos se plantaron en los Jardines Imperiales de Viena y durante décadas se convirtieron en la flor predilecta de la aristocracia y la naciente burguesía europea.
Por algún motivo desconocido para la época, los bulbos mutaron y comenzaron a florecer variables de distintos colores, lo que aumentó el afán por lo exótico de la planta. Así, para la década de 1630, el tulipán comenzó a ser codiciado por todas las capas de la sociedad, por su belleza y tonos muy llamativos.
¿Qué pasó entre 1636 y 1637 en Países Bajos?
Para fines de 1636, la fiebre por la especie de Tulipia más conocida llegó a tal punto que, incluso antes de que florecieran, comenzaron a venderse bulbos, sabiendo que en el verano surgirían de la tierra nuevos colores brillantes. Así, una flor que aún no existía pasó por diez dueños distintos en un lapso de semanas.
En pocos meses, entre noviembre de 1636 y mayo de 1637, se comercializaron bulbos reales y virtuales a precios exorbitantes. Se conoce, gracias a los registros de la época, que por un solo ejemplar podía intercambiarse por:
- Una mansión.
- 24 toneladas de trigo.
- 25 toneladas de manteca.
- 80 cerdos.
- Un barco mercante.
- Miles de florines, mientras que un sueldo anual promedio era de 150.
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A fines de mayo, según data en el libro de un autor escocés, estalló la crisis cuando un hombre quiso vender una bolsa de medio kilo por 1250 florines. Nadie lo aceptó incluso cuando el mismo bajó el precio, haciendo que se desatara el pánico por la eventual pérdida de valor.
Muchas personas se habían endeudado casi de por vida, y de un día para otro los precios bajaron abruptamente. Nadie quería comprar tulipanes y todos querían venderlos, pero ya era tarde: la Tulipomanía había desatado la primera crisis económica provocada por una burbuja especulativa.
¿Por cuánto se vendió el tulipán más caro?
Como la tierra y el clima de Países Bajos demostraron ser muy fértiles para el cultivo de estas flores, crecieron los ejemplares más radiantes y coloridos. En la actualidad, se conoció que esas mutaciones genéticas de la flor fueron causadas por un pulgón que hizo enfermar a los bulbos, dándole ese color a las flores.
Así, uno de los tulipanes más lindos para la época, y el que se vendió por la mayor cifra, fue una variante de la especie Semper Augustus, que cotizó a un precio de 6.000 florines. Al cambio actual con la moneda neerlandesa, en Argentina saldría 2.691.231 pesos.