El mito de la luz mala es uno de los más famosos de Argentina, Chile y Uruguay. En esta nota, Billiken te cuenta la historia de este mito argentino.
Los mitos y las leyendas nacen del relato espontáneo de alguien a quien le sucedió algo extraordinario alguna vez. O son un eco lejano de las antiguas narraciones de los pueblos originarios, que se van transmitiendo oralmente de generación en generación. Otras veces son adaptaciones de fábulas de otras partes del mundo. Aunque la ciencia desmiente este tipo de historias una y otra vez y se esfuerza por encontrarles una explicación racional, los mitos y las leyendas se siguen transmitiendo a través de los años. En esta oportunidad, Billiken te va a contar la leyenda de la luz mala.
Se trata de uno de los mitos más famosos de Argentina, Chile y Uruguay. Algunos la conocen como “el fantasma dentro del foco”. Consiste en la aparición nocturna de una luz brillante que flota a poca altura del suelo, y puede permanecer inmóvil, desplazarse o, según algunos relatos, perseguir a gran velocidad al observador aterrorizado. Por lo general, aparece a una distancia cercana al horizonte.
Puede ocurrir que, al llegar la noche, si uno se encuentra en un terreno abierto, en el campo o en un bosque, distinga una luminosidad muy especial. No es el reflejo de la luna, sino una luz muy localizada, como si proviniera de un farol. En las tradiciones populares se la conoce como “luz mala” y se considera que es el alma de un difunto que está buscando su sepultura. También se le dice “farol del Diablo'', porque no siempre está quieta y suele moverse hacia un lado y el otro, a media altura, como si alguien la controlara.
Cuenta la leyenda que, ante un encuentro de este tipo, las personas que viven en el campo deben decir una oración, mirar al cielo y luego morder la vaina de su cuchillo. Al regresar el día, muy pocos se atreven a regresar al mismo sitio, y menos dirigirse al sector donde se localizaba la luz para cavar. Los que lo hicieron, según cuenta la leyenda, se encontraron con restos de alfarería indígena. Y están quienes aseguran que hallaron también algunos metales, como plata y oro.
Según los científicos, no hay “luz mala” ni nada que se le parezca. Esa extraña luminosidad que a veces aparece por la noche en el campo se debe, señalan, a la fosforescencia producida por la descomposición de las materias orgánicas que están sobre el suelo o enterradas a poca profundidad. También indican que puede ser el reflejo de la luz de la luna sobre los esqueletos de los animales muertos.
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