El Anfiteatro de El Djem, ubicado en el corazón del norte de África, es uno de los vestigios más extraordinarios que dejó el Imperio Romano fuera de Europa. Su imponente estructura, que pronto va a superar los 2.000 años de antigüedad, aún domina el paisaje de la actual ciudad tunecina de El Djem y conserva detalles arquitectónicos que permiten comprender cómo se vivían los espectáculos públicos hace dos milenios.
Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este coloso es también un símbolo histórico del paso de Roma por África y uno de los destinos turísticos más importantes de Túnez.
Historia y ubicación del Anfiteatro de El Djem
El Anfiteatro de El Djem se encuentra en Túnez, en la región de Mahdia, y fue construido alrededor del año 238 d. C., durante el reinado del emperador Maximino el Tracio. Se erigió en el mismo sitio donde existió la antigua ciudad romana de Thysdrus, un importante centro productor de aceite de oliva dentro del Imperio.
Su creación respondió a una necesidad típica de las grandes urbes romanas: ofrecer espectáculos masivos —principalmente combates de gladiadores y exhibiciones públicas— para atraer a la población, consolidar la autoridad del emperador y reforzar la identidad urbana.
Con capacidad para 30.000 a 35.000 espectadores, fue, en su tiempo, uno de los tres anfiteatros más grandes del mundo romano, solo detrás del Coliseo de Roma y del anfiteatro de Capua. Esta magnitud resulta sorprendente si se considera que, incluso hoy, la población de El Djem apenas supera los 20.000 habitantes.
Características que hacen único al Anfiteatro de El Djem
A diferencia de muchas ruinas romanas, el Anfiteatro de El Djem se conserva en un estado excepcional. Parte de su estructura sufrió daños durante conflictos posteriores, pero el edificio mantiene su forma elíptica original, pasadizos internos, arcos y sectores de las gradas superiores.
Entre sus características principales se destacan:
- Dimensiones colosales: 148 metros de largo por 122 metros de ancho.
- Altura aproximada: 36 metros desde la base hasta su punto más elevado.
- Material predominante: bloques de piedra caliza local, tallados y unidos sin mortero.
Su diseño permitió un flujo eficiente de entradas y salidas, al tiempo que garantizaba una acústica óptima para presenciar espectáculos.
Las excavaciones también revelaron la existencia de un intrincado sistema de pasadizos subterráneos, donde se preparaban gladiadores y animales antes de salir a la arena.
El paso de los siglos y su conservación
El anfiteatro atravesó un destino complejo. Durante la Edad Media fue utilizado como fortaleza, lo que explica parte de los daños visibles hoy. También sufrió impactos durante conflictos en los siglos XVII y XIX.
Sin embargo, su resistencia estructural lo convirtió en uno de los edificios romanos más completos en África. La UNESCO y las autoridades tunecinas llevan adelante tareas de restauración y estabilización para asegurar su preservación a largo plazo.
Hoy, el Anfiteatro de El Djem es uno de los epicentros turísticos de Túnez, donde se realizan visitas guiadas y, en ocasiones especiales, conciertos o actividades culturales que recuperan la esencia del espectáculo público romano.
Cómo visitar el Anfiteatro de El Djem
El sitio histórico está a solo 60 kilómetros de Sousse y 200 kilómetros de Túnez capital, lo que facilita su acceso desde los principales polos turísticos. El recorrido permite ingresar a la arena, ascender a distintos niveles de gradas y explorar los sectores subterráneos donde la vida del anfiteatro se gestaba tras bambalinas hace más de dos milenios.
Para quienes buscan combinar historia, arquitectura y aventura arqueológica, este monumento ofrece una experiencia única en el norte del continente africano. Su conservación y dimensión lo convierten en una muestra insuperable del poderío y la planificación romana fuera del continente europeo.
Tres datos esenciales sobre el Anfiteatro de El Djem
- Se construyó alrededor del año 238 d. C., durante la crisis del siglo III del Imperio Romano.
- Tuvo capacidad para hasta 35.000 espectadores, una cifra sorprendente para la región.
- Es el tercer anfiteatro más grande del mundo romano y uno de los mejor preservados fuera de Italia.