Cuando vemos un rollo de cinta adhesiva, no nos imaginamos que una herramienta tan elemental y monótona pudiera esconder detrás una historia tan interesante.
Sin embargo, cuando miramos hacia atrás, vemos el propósito salvador que alguna vez tuvo; su historia arranca en tiempos de guerra.
Vesta Stoudt y una salvadora observación
Estamos a principios de la década de 1940. Una trabajadora, Vesta Stoudt, trabajaba en aquél momento en una fábrica de artillería en Illinois, Estados Unidos, donde preparaba cajas de munición. Estas cajas resultaban de vital importancia en aquella época: recordemos que nos encontramos en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Un día, Stoudt se dio cuenta de que las cajas con las que trabajaba tenían un grave defecto que podía costarle la vida a millones de soldados. Era madre de dos hijos que estaban combatiendo en la guerra, así que haría cualquier cosa para ayudarlos a ellos y a sus compañeros.
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Su observación fue la siguiente: las cajas se cerraban con cinta de papel, que provocaba que las cajas resultaran difíciles de abrir, haciendo perder un valioso tiempo que, en el frente, podía suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Tenía que hacer algo al respecto. Y así lo haría.
¿Cómo se creó la cinta adhesiva?
Stoudt comunicó rápidamente su observación a sus superiores pero nadie le hizo caso, por lo que decidió enviar una carta al entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, explicándoselo. Asombrado, este la reenvió a la Junta de Producción de Guerra, la cual le contestó a Vesta informándole de que su idea había sido aprobada.
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La Junta les pidió a Johnson & Johnson que fabricaran la cinta, a la que llamaron "cinta de pato" (duck tape). El nombre provino del tipo de tela utilizada en su creación, que era tela de pato de algodón, un tipo de tejido duradero. Se lo llama así debido a su cualidad impermeable, similar a las plumas de un pato que desprenden agua.
Tal como Stoudt lo había querido, durante la Segunda Guerra Mundial la cinta adhesiva se desarrolló para sellar cajas de munición; no solo eso, sino que gracias a sus cualidades, cuando la cinta llegó al frente, se convirtió en un remedio improvisado para arreglar de todo: armas, aviones, tanques y todo lo imaginable.
