En el sur de España, más precisamente en la ciudad de Antequera, provincia de Málaga, se encuentra uno de los monumentos megalíticos más sorprendentes del mundo: el Dolmen de Menga. Esta estructura de piedra, construida hace más de 5.500 años, es considerada uno de los mejores ejemplos de arquitectura prehistórica en Europa.
El Dolmen de Menga es un sepulcro colectivo de grandes dimensiones, compuesto por 32 enormes bloques de piedra que forman un pasillo cubierto y una cámara funeraria. Lo más llamativo es que muchas de estas piedras superan las 180 toneladas de peso, algo asombroso para una civilización que no conocía ni la rueda ni los metales.
Además, a diferencia de otros dólmenes que suelen estar orientados astronómicamente, el de Menga apunta directamente hacia un punto geográfico muy especial: la Peña de los Enamorados, una formación rocosa con forma de rostro humano que también tiene un fuerte valor simbólico.
¿Dónde está el Dolmen de Menga y cómo se puede visitar?
El Dolmen de Menga forma parte del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO en 2016. Este sitio incluye otros dos dólmenes importantes (Viera y El Romeral), y es uno de los centros megalíticos más antiguos de Europa occidental.
Está ubicado a tan solo unos minutos del centro de Antequera, y se puede acceder fácilmente tanto en auto como en transporte público. La entrada al sitio es gratuita, y cuenta con un centro de interpretación que ofrece información histórica y científica sobre la construcción, el contexto cultural y los descubrimientos arqueológicos.
Quienes lo visitan pueden entrar al interior del monumento, caminar por el pasillo original y observar de cerca las piedras perfectamente alineadas que han resistido miles de años de erosión.
Principales características del Dolmen de Menga
- Antigüedad estimada: alrededor del año 3.750 a. C.
- Dimensiones: mide más de 25 metros de largo y 6 metros de ancho.
- Función original: servía como tumba colectiva y espacio ritual.
Además, se descubrió que bajo su suelo se esconde un pozo de 20 metros de profundidad, lo cual sigue siendo motivo de investigaciones arqueológicas.
Mirá También
Abadía del Monte Saint Michel: el monumento francés que se esconde en Normandía desde hace 1.000 años
Un enigma arqueológico que sigue sorprendiendo
El Dolmen de Menga no solo es un tesoro del pasado, sino también un símbolo de lo mucho que aún se puede aprender sobre las primeras sociedades humanas. Su diseño, su orientación y su técnica de construcción despiertan la admiración de investigadores y visitantes por igual.
A más de cinco milenios de su creación, el monumento continúa siendo un punto clave para comprender la vida, la muerte y las creencias de los pueblos que habitaron la península ibérica antes de la llegada de las civilizaciones clásicas.
