El Sistema Solar en que habitamos está compuesto de ocho planetas, más de cincuenta planetas enanos, cuatrocientos satélites naturales, cientos de miles de asteroides y millones de cometas. ¿Existen objetos más allá de él? La respuesta es afirmativa: los exoplanetas.
La característica distintiva de los exoplanetas, entonces, es que se encuentran por fuera de nuestro Sistema Solar. Es decir, que no orbitan alrededor del Sol que conocemos, sino que orbitan alrededor de otra estrella de la Vía Láctea.
Pero el Sol es una de las miles de millones de estrellas que existen, y si salimos de nuestra galaxia, las cifras son inimaginables. Así, podrían existir millones y millones de exoplanetas.
¿Cuántos exoplanetas se descubrieron?
Durante las últimas décadas del siglo XX, distintos astrónomos aprovecharon el desarrollo de distintos telescopios para salir a la búsqueda de exoplanetas. El primero en descubrirse fue el 51 Pegasi b en 1995, que orbita alrededor de la estrella Helvetios, en la constelación Pegaso.
La distancia de aquel exoplaneta con respecto a nuestro Sistema Solar es de 50.1 años luz. Es decir, deberíamos pasar poco más de 50 años viajando a la velocidad de la luz (299.792.458 metros por segundo, o 1.080 millones de kilómetros por hora) para poder llegar a él. Un poco difícil.
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En los siguientes años, comenzaron a sumarse a la lista más planetas externos. En la actualidad, tres décadas después de aquel primer descubrimiento, la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, de Estados Unidos) reportó que se encontraron más de 5.000 exoplanetas. Entre ellos:
- Pequeños y rocosos como la Tierra.
- Gaseosos enormes, varias veces más grandes que Júpiter.
- Rocosos enormes, cientos de veces más grande que nuestro planeta.
- Mini-Neptunos, más pequeños que uno de los planetas más grandes del Sistema Solar.
¿Cómo se descubren estos planetas externos?
Como podría imaginarse, los exoplanetas son casi imposibles de ver con telescopios. Los más avanzados permiten observar los planetas del Sistema Solar, pero cuando se trata de divisar planetas externos, la situación se complica.
Según la NASA, una de las formas en que se pueden descubrir es observando estrellas "tambaleantes". Es decir, aquellas que por tener planetas orbitando a su alrededor, no rota perfectamente sobre su centro. Por ello, vistas desde lejos, parecieran moverse "a los tumbos".
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La otra manera es a partir de la disminución del brillo de una estrella. Cuando un planeta pasa por delante de él, el brillo disminuye siempre que veamos a ese planeta por delante de la estrella.
La cuestión ahora, más que seguir descubriendo exoplanetas, está en saber si son habitables. Para ello, es necesario evaluar su geología, tamaño, temperatura, los gases que allí abunden -en caso de que así sea- y otra serie de condiciones necesarias para la vida.
Una de las últimas misiones de la NASA, la Europa Clipper, se propone indagar si una de las lunas de Júpiter, por ejemplo, tiene condiciones compatibles con la vida. Sin embargo, estamos hablando del satélite de un planeta de nuestro Sistema Solar. Para poder indagar eso en los exoplanetas, aún queda un tramo por recorrer.