Por su historia y arquitectura, la plaza medieval de Cracovia es uno de los sitios más importantes de Polonia. Alrededor de ella se encuentran los principales edificios públicos de la segunda ciudad más poblada de Europa, que se construyeron hace siglos.
Tanto de día como de noche, Rynek Główny es parada "obligatoria" en todos los recorridos turísticos que se ofrecen en la ciudad. Allí sucedieron numerosos eventos históricos, y durante la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial la plaza recibió un nombre nuevo.
¿Cuál es la historia de la plaza medieval más grande de Europa?
Rynek Główny es conocida, en idioma castellano, como Plaza del Mercado Central de Cracovia. Su historia se remonta al siglo XIII, cuando en 1257 se planificó y trazó la disposición del principal mercado de Polonia. De hecho, la ciudad fue durante mucho tiempo la capital del país, y de allí su importancia en el comercio de la región.
Con el paso de los siglos, se construyeron algunos de sus edificios más importantes, por lo que llegó a tener 40.000 m². Algunos de ellos fueron restaurados por distintos motivos, y en la actualidad se presentan imponentes ante turistas locales y extranjeros:
- Basílica de Santa María - Está compuesta de dos torres de diferentes alturas y destaca por la heynal, una melodía polaca que toca un trompetista cada una hora.
- Lonja de los Paños (o Sukiennice) - Fue un edificio que funcionó como mercado durante siglos, y que se expandió hasta tener el tamaño actual.
- Torre del Ayuntamiento - Es una torre de setenta metros de altura, y es la única que pertenecía al viejo ayuntamiento. En la actualidad, tiene un mirador que permite disfrutar toda la ciudad.
- Iglesia de San Adalberto - Es anterior a la construcción de la plaza central, ya que data del siglo X.
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Durante la invasión nazi de Polonia, el nombre de la plaza fue cambiado a Adolf Hitler Platz, pero al cabo de la Segunda Guerra Mundial se restauró su antigua denominación.
La leyenda del trompetista y un homenaje a su figura histórica
Cuenta la leyenda que, ante una de las invasiones mongolas perpetradas por los tártaros a fines del siglo XIII, el trompetista de la ciudad dio un alerta con su instrumento para que cerraran los portones de ingreso. Sin embargo, su melodía se vio interrumpida cuando una flecha atravesó su garganta.
Desde ese momento, y con algunas interrupciones en determinados momentos históricos, se toca la heynal para conmemorar al trompetista. El episodio se repite a cada hora: un trompetista se asoma por una de las torres de la Basílica de Santa María, interpreta la melodía y la interrumpe de forma abrupta, al igual que le ocurrió al que lo hacía hace siete siglos.