A fines del siglo XIX, la Patagonia era un escenario en transformación. La joven nación Argentina buscaba afirmar su soberanía en el sur, fortalecer la presencia estatal y atraer población que acompañara el crecimiento económico del país. En ese contexto surgió el Territorio Nacional de Santa Cruz.
La región funcionó, durante más de 70 años, como puente entre los primeros asentamientos australes y la organización provincial actual. Sin embargo, el camino hacia su conformación estuvo cargada de tensiones diplomáticas.
Los conflictos limítrofes con Chile
En pleno siglo XIX, gran parte de los límites con Chile no estaban definidos. Podría decirse que era algo lógico, dado que ambos países apenas tenían décadas de existencia y durante las primeras se habían enfocado en la organización política interna.
En 1878, cuando los conflictos con Chile estaban incrementando, se izó por primera vez la bandera argentina en el Cañadón de los Misioneros, en el actual Puerto Santa Cruz. El gesto buscaba dejar en claro la presencia nacional y proteger un área estratégica del continente.
Por esos años, también se instalaron los primeros emprendimientos industriales sobre el Río Santa Cruz y una penitenciaría que más tarde sería trasladada a Ushuaia.
En paralelo, las negociaciones entre Argentina y Chile avanzaban. Así fue como, en 1881, finalmente se firmó el Tratado de Límites de 1881, que definió la posesión argentina de la Patagonia Oriental y despejó dudas sobre la administración de estas tierras.
Poco después, en 1883, el capitán de Fragata Carlos Moyano promovió la instalación de la Subprefectura Marítima en la zona donde hoy se encuentra Río Gallegos, un paso clave para fortalecer la presencia estatal en la costa.
Cómo se creó el Territorio Nacional de Santa Cruz
La consolidación llegó en 1884, cuando la Ley N.º 1532, conocida como Ley Orgánica de Territorios Nacionales, estableció oficialmente el Territorio Nacional de Santa Cruz, a la par que creó otros como:
- Misiones,
- Formosa,
- La Pampa,
- Neuquén,
- Río Negro,
- Chubut,
- Tierra del Fuego.
Para el Estado argentino, controlar y poblar el sur era una prioridad. Por ello también se realizaron campañas que avanzaron sobre los pueblos originarios, a los que se persiguió, asesinó y sometió para la adquisición de muchas tierras.
Además, la expansión de la producción ovina y el modelo agroexportador que caracterizó al país a fines del siglo XIX impulsaron la instalación de estancias, rutas comerciales y nuevos pobladores. Ese proceso de ocupación se desarrolló bajo algunas regulaciones:
- La Ley N.º 817 de Inmigración y Colonización, o "Ley Avellaneda", sancionada en 1876.
- La Ley N.º 4167, o Ley General de Tierras, aprobada en 1903.
- Disposiciones específicas para organizar políticamente los territorios nacionales.
Estas normas buscaban atraer inmigrantes, distribuir tierras y asegurar que el Estado estuviera presente en zonas donde la población aún era escasa.
De Territorio Nacional de Santa Cruz a provincia
La vida institucional del territorio también tuvo sus transformaciones. En 1888, el gobernador Ramón Lista decidió trasladar la capital: dejó de estar en Puerto Santa Cruz y pasó a Río Gallegos, aunque la medida recién fue oficializada en 1904 por decreto del Poder Ejecutivo.
Con el paso de las décadas, la región se consolidó demográfica y económicamente. Finalmente, en 1957, el Territorio Nacional de Santa Cruz dejó de existir. Ese año fue declarada provincia y su primer gobernador fue Mario Paradelo, inaugurando una nueva etapa en su historia.
Años anteriores, gran parte de los Territorios Nacionales habían sido provincializados, como Misiones, Formosa y Chaco, que durante años llevó el nombre de Provincia Presidente Perón.
Fuente: nota Museo Roca, Instituto de Investigaciones Históricas.