La lluvia es un fenómeno atmosférico muy común, pero no por eso deja de ser asombroso. Detrás de cada tormenta o llovizna hay un proceso natural que cumple una función vital para el equilibrio del planeta.
Este fenómeno forma parte del llamado ciclo del agua, un sistema que permite que el agua circule entre los océanos, la atmósfera y la tierra. Gracias a ese movimiento constante, las plantas crecen, los ríos se alimentan y muchos animales —incluyendo a los seres humanos— pueden sobrevivir.
¿Cómo se forma la lluvia?

La formación de la lluvia comienza cuando el sol calienta la superficie de mares, ríos y lagos. Ese calor hace que el agua se evapore y suba en forma de vapor hacia las capas altas de la atmósfera. A medida que asciende, el vapor se enfría y se condensa, es decir, se transforma en pequeñas gotas que se agrupan formando nubes.
Cuando las gotas dentro de una nube se agrandan lo suficiente y se vuelven pesadas, terminan cayendo a la Tierra por acción de la gravedad. Así se genera la lluvia que vemos. Este proceso también puede dar lugar a otras formas de precipitación, como la nieve o el granizo, si las condiciones de temperatura son distintas.
Este mecanismo es esencial para que los ecosistemas funcionen correctamente. Sin lluvia, muchas regiones del mundo se volverían áridas, y la vida sería prácticamente imposible.
¿Qué tipos de precipitaciones existen?

No toda el agua que cae del cielo tiene la misma forma ni se origina de la misma manera. Existen diferentes tipos de precipitaciones, que varían según la temperatura del ambiente y la altura de las nubes. Los más comunes son:
- Lluvia: gotas líquidas de agua que caen cuando la temperatura en las nubes y en la superficie es superior a los 0°C.
- Chaparrón: cuando cae gran cantidad de lluvia en poco tiempo, que puede estar acompañada de fuertes vientos.
- Nieve: cristales de hielo que se forman cuando la temperatura en toda la atmósfera está por debajo del punto de congelación.
- Granizo: bolas o pedazos de hielo que se generan en nubes de tormenta muy altas, con corrientes de aire que hacen que el agua se congele varias veces antes de caer.
También existen la llovizna, más suave y continua que la lluvia común, y fenómenos como la garúa o la lluvia ácida, que tiene un origen contaminante.
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Tres datos curiosos sobre la lluvia en el mundo

La lluvia no cae igual en todos lados. Hay regiones del planeta donde casi nunca llueve y otras donde el agua cae durante la mayor parte del año. Algunas de las características más destacadas son:
- El lugar más lluvioso del mundo es Mawsynram, en India, con más de 11.000 mm de lluvia al año.
- El desierto de Atacama, en Chile, es uno de los más secos: puede pasar años sin una sola gota.
- Las lluvias monzónicas en Asia son fenómenos estacionales que duran varios meses y resultan claves para la agricultura.
Aunque parezca un hecho simple, la lluvia es el resultado de un proceso complejo y fundamental para la vida. Entender cómo se produce nos ayuda a valorar aún más este recurso natural tan importante.

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