Desde una bacteria hasta una ballena, pasando por árboles y seres humanos, la célula es un componente presente en cualquier organismo vivo. Sin embargo, hay dos tipos principales que abarcan todas las demás categorías: eucariotas y procariotas.
Lo que distingue a una de otra es si tiene o no una membrana que rodea al núcleo, haciendo que el material genético se quede dentro de ese núcleo o que, por el contrario, se encuentre disperso por todo el cuerpo celular.
¿Cuál célula es cuál?
Antes de saber cuál es la eucariota y cuál la procariota, definamos algunos conceptos básicos:
- Núcleo - Es donde suele concentrarse el material genético, aquello que nos distingue entre sí.
- Citoplasma - Es el área que hay entre el núcleo y la membrana, y contiene toda la materia viva.
- Membrana plasmática - Es el límite externo de la célula, así como la piel lo es en el ser humano, por ejemplo.
Esos son los tres componentes principales de las células, y de los dos tipos que mencionamos más arriba, la que cuenta con una estructura más sencilla es la procariota. Esto se debe a que no tiene una membrana nuclear, por lo que su material genético, en vez de concentrarse en un núcleo, está disperso por todo el citoplasma.
Por el contrario, las células eucariotas sí tienen núcleo que reúne los genes del organismo. Por ello, su estructura es más compleja y grande. Usualmente, presenta una forma esférica, cúbica o piramidal. En la imagen de portada, es la del lado izquierdo.
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¿Los dos tipos de células están en todos los organismos?
En términos de evolución de la vida en el planeta Tierra, la célula procariota es la antecesora de la eucariota. Esto se debe a que, gracias a ella, se desarrollaron los primeros organismos, como las bacterias.
Con el paso de millones y millones de años, la evolución de los distintos entes y de su estructura interna llevó al desarrollo de las células eucariotas. Ellas permitieron la aparición de organismos más complejos, y hoy se encuentran presentes en animales, plantas y hongos.