El flamenco de James (Phoenicoparrus jamesi), también llamado parina chica, es una especie de ave única del altiplano andino. Habita en lagunas de gran altitud ubicadas en el norte de Chile, el oeste de Bolivia, el sur de Perú y el noroeste de Argentina, donde las temperaturas pueden descender por debajo de los cero grados.
Estas lagunas tienen aguas salinas y ricas en minerales, un entorno perfecto para el desarrollo de algas microscópicas que conforman la base de su alimentación. A pesar de las condiciones extremas, el flamenco de James ha logrado adaptarse a este ambiente gracias a su comportamiento gregario y a una fisiología única.
Con una altura promedio de 90 centímetros y un peso de alrededor de 2 kilogramos, es el más pequeño de los tres flamencos que viven en la región andina. Su pico, de color amarillo con la punta negra, está especialmente adaptado para filtrar diminutas algas del agua, una tarea que realiza en grupo mientras camina lentamente sobre las orillas del lago.
Características del flamenco de James: un ave elegante y resistente
El flamenco de James se distingue por su plumaje rosado pálido con reflejos anaranjados, su cuello largo y flexible y sus patas finas de color rojizo. Durante la época de apareamiento, su color se intensifica gracias a los pigmentos carotenoides presentes en su dieta, un detalle que lo vuelve aún más llamativo.
Algunas de sus características más destacadas son:
- Tamaño: entre 85 y 92 centímetros de altura.
- Distribución: altiplano andino de Argentina, Bolivia, Chile y Perú.
- Plumaje: rosado con toques rojos y alas negras visibles en vuelo.
- Reproducción: ponen un solo huevo sobre montículos de barro cónicos.
- Esperanza de vida: entre 15 y 20 años en libertad.
El proceso de reproducción del flamenco de James es colectivo: cientos de parejas construyen sus nidos uno al lado del otro, formando verdaderas colonias. Ambos progenitores se encargan de incubar el huevo y alimentar al polluelo con una sustancia nutritiva que segregan del buche.
Curiosidades y estado de conservación del flamenco de James
Durante décadas, se creyó que el flamenco de James estaba extinto. Sin embargo, en 1956, un grupo de ornitólogos redescubrió una gran colonia en el altiplano boliviano, lo que marcó un hito en la historia de la biología sudamericana. Desde entonces, su población se ha mantenido estable, aunque sigue siendo vulnerable a los cambios ambientales.
Hoy, esta especie está catalogada como “Casi Amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Entre los principales riesgos que enfrenta se encuentran la contaminación minera, la disminución del agua en las lagunas altoandinas y la perturbación del turismo no regulado.
A pesar de ello, el flamenco de James cumple un rol ecológico fundamental, ya que contribuye a mantener el equilibrio de los ecosistemas lacustres de altura. Por eso, su protección es clave para conservar la biodiversidad de la Cordillera de los Andes.
Mirá También
Ave elefante: el pájaro más grande de la historia que llegó a medir más de 3 metros de altura
Un símbolo del altiplano sudamericano
Observar un grupo de flamencos de James alimentándose al amanecer, con el reflejo rosado sobre las aguas rojizas de una laguna andina, es una experiencia inolvidable. Más que una simple ave, esta especie representa la resistencia de la vida en los ambientes más extremos del planeta.
Su historia —marcada por la adaptación, la belleza y la supervivencia— demuestra que incluso en los paisajes más áridos y fríos puede florecer la vida. Y en ese rincón del mundo, donde el cielo se confunde con las montañas, el flamenco de James sigue siendo uno de los tesoros naturales más sorprendentes de Sudamérica.