El rasconcillo de Tristán de Acuña es el ave no voladora viva más pequeña del mundo, que también es conocido como “Atlantisia rogersi” (nombre científico) y que resalta por ser la única especie del género Atlantisia.
Como ya lo adelanta con su nombre, este animal es endémico del remoto archipiélago de Tristán de Acuña, ubicado en el centro del océano Atlántico Sur y, en ocasiones, identificado como el punto urbano más remoto del planeta.
Y, gracias a este aislamiento geográfico, el rasconcillo de Tristán de Acuña sobrevivió al paso del tiempo. Sucede que en todo el territorio que habita, aún no hay depredadores que amenacen de gravedad a la especie.
¿Por qué el rasconcillo de Tristán de Acuña no es el ave no voladora más pequeña de la historia?
El rasconcillo de Tristán de Acuña es el ave no voladora viva más pequeña del mundo. Pero esto no significa que sea la más diminuta de la historia. Este título le corresponde al “chochín de Stephens”, de Nueva Zelanda, que se extinguió en el cierre del siglo XIX.
A diferencia de la especie del Atlántico, la neozelandesa desapareció porque compartía su hábitat con depredadores. Y, al no poder volar para escapar, los ejemplares eran cazados con facilidad.
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En el caso del rasconcillo de Tristán de Acuña, como ya hemos mencionado, sobrevivió gracias a la inexistencia de depredadores foráneos en el remoto archipiélago donde habita.
El único riesgo para esta especie es el zorzal de Tristán de Acuña, que se alimenta de los huevos del rasconcillo. Es por eso que, aunque sobreviven más de 5.000 ejemplares, esta ave está “Vulnerable” para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
¿Quién descubrió al rasconcillo de Tristán de Acuña?
En el mundo, se le atribuye el descubrimiento y registro del rasconcillo de Tristán de Acuña al cirujano y ornitólogo inglés Percy Roycroft Lowe, que dio a conocer este curioso animal en 1923.
De todas formas, estudios posteriores demostraron que las pequeñas poblaciones del archipiélago, emplazado a más de 2.000 kilómetros del punto urbano más cercano, reconocieron a la especie medio siglo antes que Lowe.
¿Qué otras características de esta ave no voladora sorprenden al mundo?
Además de reconocer al rasconcillo de Tristán de Acuña como el ave no voladora viva más pequeña del mundo, analizar su estado de conservación y explicar cómo sobrevivió al paso de los años, también es importante tener en cuenta que los ejemplares de esta especie:
- Miden un máximo de 17 centímetros de largo.
- Pesan hasta 50 gramos.
- Tienen alas reducidas y débiles.
- Desarrollan una cola de hasta 3,5 centímetros de longitud.
- Lucen un plumaje que puede combinar tonos en rojo, gris y negro.
- Se alimentan, a un ritmo muy lento, de lombrices, polillas, semillas, bayas, escarabajos, moscas, orugas y ciempiés.
- Tienen un canto fácil de identificar.
- Son muy territoriales, aunque cada ejemplar pasa su vida en un territorio de hasta 400 metros cuadrados.
- Sobreviven en tierras que abarcan desde el nivel del mar hasta los 449 m.s.n.m.