¿En qué tienen que ver entre sí? ¡En mucho! La luz blanca como la del Sol está formada por todos los colores que vemos y que constituyen el espectro luminoso. Si un cuerpo es iluminado con luz blanca, el objeto absorberá todos los colores y reflejará solo uno. Es así como una manzana roja iluminada absorberá todos los colores menos el rojo. En general no refleja totalmente un solo color sino varios. Pero el ojo humano no tiene la capacidad de verlos.
Es un tipo de radiación del espectro electromagnético que podemos captar con nuestros ojos y se manifiesta en forma de un tipo de ondas electromagnéticas capaces de propagarse en el vacío.
La luz viaja en todas las direcciones y a una enorme velocidad. Su propagación en el vacío es de 300.000 kilómetros por segundo. En el agua y a través de cristales es un poco más lenta.
Cuando el hombre aprendió a dominar el fuego produjo un cambio gigantesco. Uno de los avances fue poseer una fuente artificial de luz. Durante siglos usaría el fuego para iluminarse: con antorchas, velas, candiles, etc.
Existen cuerpos luminosos, que emiten luz propia, y no luminosos, que reflejan la luz de los cuerpos luminosos. La principal fuente de luz de nuestro planeta es un cuerpo luminoso natural: el sol.
Cuando la luz que se propaga en una línea recta es obstaculizada por un objeto, se forma una región oscura, a la que denominamos “sombra”. Esta ocupa todo el espacio detrás de un objeto opaco con una fuente de luz frente a él.
Los objetos transparentes son aquellos cuerpos que dejan pasar la luz en forma recta y casi sin cambios. Por ese motivo permiten ver a través de ellos. Ejemplos: el aire, el agua limpia, los vidrios y los cristales.
Los objetos translúcidos son los que dejan pasar la luz aunque no en línea recta. Por esa causa generan distorsiones y la visión de los objetos que están por detrás no es nítida. Ejemplos: los vidrios esmerilados y algunos plásticos.
Los objetos opacos son los cuerpos que impiden el paso de la luz. Por eso no se ve nada detrás de ellos. La madera, el acero y las rocas son algunos ejemplos. Los materiales de esos objetos absorben o reflejan la luz.
Si la superficie del objeto es plana y lisa, la luz se refleja casi en su totalidad con el mismo ángulo y dirección. A este fenómeno se lo llama reflexión especular y es lo que sucede cuando un haz de luz se encuentra con un espejo. Claro, es por esa razón que podemos vernos reflejados en él. Si la superficie no está pulida, la luz se refleja en distintas direcciones en forma difusa.
Es el cambio de dirección que experimentan los rayos luminosos al pasar de un medio a otro. En ese momento también modifica su velocidad. Por ejemplo, al pasar del aire al agua, la luz se desvía, es decir, se refracta. Para experimentar este fenómeno, colocá un lápiz en un vaso con agua hasta la mitad. Vas a ver que el lápiz parece quebrado. Pero no te dejes engañar. Cuando la luz se propaga en el aire y en el agua del vaso lo hace a diferentes velocidades y genera el efecto de lápiz partido.
Las fuentes luminosas artificiales son aquellas fabricadas por el hombre, para poder iluminarse sin necesidad de depender de las fuentes naturales. Algunas de ellas son las bombillas, las velas, los fósforos, las linternas, las lámparas y los tubos fluorescentes.
A fines del siglo XIX, la invención fuentes de luz producida por electricidad revolucionó la iluminación. En menos de un siglo, las ciudades pasaron de estar casi en penumbras por la noche, a estar tan iluminadas que su luz puede verse desde el espacio.
Descubrir los colores que se “esconden” en la luz blanca puede resultar una maravillosa experiencia de la naturaleza o un experimento con un elemento muy particular.
En la retina existen dos tipos de células que funcionan como sensores: los bastones y los conos. Los bastones se activan en la oscuridad, y solo permiten distinguir el negro, el blanco y los distintos grises. De esa manera, podemos percibir el contraste. Los conos, en cambio, funcionan de día y en ambientes iluminados, y nos posibilitan ver los tres colores básicos: rojo, azul y amarillo. Luego el cerebro los combina en unos 20 mil colores distintos.
En la óptica, el prisma es un cuerpo geométrico transparente, que generalmente está hecho de cristal, y que se encuentra delimitado por caras planas que no son paralelas. Cuando el haz de luz blanca atraviesa el prisma se produce un fenómeno muy particular: la luz se “descompone” en los siete colores del arco iris.
Es el principal ejemplo del fenómeno de dispersión de la luz. Aparece cuando termina de llover, o cuando llueve pero hay sol. Se trata de un arco curvado colorido. Se forma cuando la luz del sol, que es blanca, atraviesa las gotas de agua que hay en el ambiente, y se descompone en los siete colores que componen la luz blanca.
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