¿Te la podés imaginar? Para hacerlo hay que viajar 252 años atrás en el tiempo, hasta 1770. Pensar en una calle de tierra y una casa grande, con patio, luz de velas, animales y esclavos. Veamos que más…
Aunque nos resulte difícil de imaginar, los próceres también tuvieron infancia. En esta nota te vamos a contar cómo transcurrieron los primeros días de Manuel Belgrano.
El pequeño Manuel y su familia vivían en una casona de San Telmo. Eran una familia numerosa. Y tenían la iglesia muy cerca: el convento de Santo Domingo. Para asistir siempre a misa. A confesarse y a estudiar las primeras letras en la parroquia. También a jugar.
El creador de la bandera tuvo un padre rico, muy rico. Alcanzó una muy buena posición económica gracias al comercio ¡y llegó a tener más de veinte casas y terrenos en Buenos Aires! Y no era todo. Anotá: dos grandes chacras en la costa de San Isidro y en las barrancas del río Las Conchas (Tigre); dos estancias con ganado en Arrecifes y otra en la Banda Oriental; además de tiendas, pulperías y hornos de ladrillos. Al morir, en 1795, era la segunda fortuna en el Río de la Plata.
Su padre, Domingo Belgrano y Peri, había nacido en Italia, emigró a Cádiz (España) y luego a América, donde se radicó en Buenos Aires en 1751. Formó parte de las milicias de la ciudad, en las que alcanzó el grado de capitán. En Buenos Aires conoció a la criolla Josefa González Caseros. Se casaron el 4 de noviembre de 1757. Tuvieron 15 hijos, 7 mujeres y 8 varones.
Sus ocho hermanos varones se llamaron Carlos José, José Gregorio, Bernardo José, Domingo José, Francisco José, Joaquín, Miguel José y Agustín Leoncio. Sus siete hermanas: María Florencia, María Josefa Juana, María Josefa Anastasia, María del Rosario, Juana María, María Ana Estanislada y Juana Francisca Josefa.
Manuel fue el hermano del medio. Pero ese no era su nombre completo. Belgrano, en realidad, se llamaba así: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús. Entre Belgrano y sus 14 hermanos ¡sumaban 48 nombres!
Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, en la casa de sus padres. Fue bautizado al día siguiente en la Catedral de la ciudad, por el canónigo Juan Baltasar Maciel.
La Buenos Aires en la que el prócer pasó su infancia era una ciudad de 30.000 habitantes, bastante pequeña, con apenas algunas manzanas y calles de tierra. El pequeño Manuel tenía la escuela y la iglesia a pocos pasos de su casa. Doña Josefa, la mamá, llevaba a Manuel y sus hermanos a misa todos los días.
Fue Josefa, su madre, quien le enseñó a leer y escribir. Completó sus primeros estudios en la Escuela de Dios del convento de Santo Domingo, con los hermanos dominicos.
Como su padre quería que sus hijos recibieran la mejor educación, cursaron la secundaria en el prestigioso Real Colegio de San Carlos, el único establecimiento de ese tipo en la Colonia. Allí, donde hoy se ubica el Colegio Nacional de Buenos Aires, se inició en el estudio del latín, la filosofía, la lógica, la física, la metafísica y la literatura.
Las dos instituciones quedaban a pasos del hogar familiar, en una Buenos Aires “así” de chiquita.
El patriota nació y murió en la misma casa, ubicada en la calle de Santo Domingo (actual avenida Belgrano 430), muy cerca del convento que le daba su nombre a la calle. Esta casa fue demolida en 1872.
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