La historia de los Juegos Olímpicos se remonta a más de 2.700 años, cuando sólo se competía en atletismo y estaba prohibida la participación de las mujeres. Sin embargo, tres siglos después de su creación, la princesa Cinisca de Esparta logró convertirse en la primera mujer en ganar las olimpiadas.
En aquel entonces, para el 350 a.C., las carreras de caballos con carruaje ya eran parte de la competencia. Y Cinisca, aprovechando un vacío legal de la polis griega, inscribió a sus caballos y obtuvo el primer puesto en la carrera sin haber participado de ella. ¿Cómo fue posible?
¿Cuál es la historia de Cinisca?
Cinisca nació en Esparta aproximadamente en el 440 a.C., hija del rey Arquidamo II y de Eupolia, hermana del futuro rey Agesilao II. La ciudad era una de las más importantes de la Antigua Grecia junto a Atenas y Tebas.
Sin embargo, Esparta se distinguía de estas últimas en una cuestión principal: la consideración respecto de las mujeres y su participación en distintos ámbitos de la sociedad. Cinisca, también por ser hija de un rey, pudo:
- Administrar y poseer bienes sin la tutela de un hombre.
- Poseer caballos.
- Exceptuarse de realizar tareas domésticas.
- Realizar actividad física, desde carreras hasta competiciones de fuerza.
También te puede interesar: Charlotte Cooper, la primera tenista en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos
¿Por qué la princesa espartana es la primera campeona olímpica de la historia?
Cinisca vivió en una época en que las mujeres tenían prohibido participar de los Juegos Olímpicos e incluso estar presentes como espectadoras. Sin embargo, aprovechó que las leyes de Esparta no especificaban que las mujeres no podían inscribir a sus caballos en las carreras olímpicas.
Así, como poseía una dote junto a un carruaje, se anotó en la competencia pero no fue parte de ella. De la carrera participó un jinete que salió victorioso, pero como en Esparta se consideraba ganador (o ganadora) a quien era dueña de los caballos, en realidad fue Cinisca la que ganó la carrera, convirtiéndose en la primera mujer en conseguirlo.
Lo que no se sabe, y a esta altura es imposible de determinar, es quién ideó el plan que llevó a la victoria. Algunos historiadores sostienen que fue la princesa, que tenía afán por los caballos y los entrenó durante años. Otros, que fue una idea de Agesilao II, su hermano y rey para ese entonces, quien sostenía que la victoria en las olimpiadas era sinónimo de riqueza, y no de habilidad o excelencia deportiva.