Dom Pierre Pérignon nació en Francia en el año 1638 y falleció en 1715. Durante gran parte de su vida, fue un monje benedictino en la abadía de Hautvillers, ubicada en la región de Champagne, al noreste del país. Aunque su propósito original no era crear una bebida para celebraciones, su incansable trabajo en la elaboración del vino lo llevó a convertirse en una figura clave de la historia vitivinícola.
Desde muy joven, Dom Pérignon fue un apasionado del proceso de fermentación y del cuidado de los viñedos. Como encargado de las bodegas de la abadía, tenía una misión clara: mejorar la calidad del vino que producían. En aquella época, los vinos espumosos eran considerados defectuosos, ya que la acumulación de gas provocaba que muchas botellas explotaran.
¿Dom Pierre Pérignon inventó el champán?
Aunque no fue el inventor oficial del champán, Dom Pierre Pérignon sí fue quien perfeccionó su técnica de producción. Su trabajo sentó las bases para la elaboración del vino espumoso como lo conocemos hoy. Gracias a sus observaciones y mejoras en los métodos de prensado, mezcla y embotellado, logró estabilizar el vino y darle ese burbujeo tan característico.
Una leyenda muy difundida —aunque no verificada históricamente— cuenta que cuando probó por primera vez el champán que había creado, exclamó: “¡Estoy bebiendo estrellas!”. Si bien esta frase probablemente fue añadida muchos años después como parte del marketing de la marca que lleva su nombre, resume a la perfección la magia de su hallazgo.
Dom Pérignon también promovió el uso de corchos sostenidos por alambres para evitar que las botellas explotaran. Además, fue pionero en mezclar uvas de diferentes viñedos, técnica que hoy es esencial en la elaboración del champán.
Legado y curiosidades de Dom Pierre Pérignon
El trabajo de Dom Pérignon fue tan influyente que más de 300 años después, su nombre sigue vivo en una de las marcas más exclusivas de champán del mundo.
Algunos datos curiosos sobre su vida y legado:
- Fecha de nacimiento: 1638.
- Fecha de fallecimiento: 1715.
- Abadía en la que vivió y trabajó: Hautvillers.
- No buscaba crear burbujas, sino evitarlas, pero su “error” cambió la historia del vino para siempre.
- Su tumba todavía se puede visitar en la misma abadía en la que trabajó.
Hoy en día, la historia de Dom Pierre Pérignon sigue siendo contada con asombro. Su figura representa la unión perfecta entre tradición, ciencia y un toque de casualidad que convirtió un vino defectuoso en una bebida símbolo de celebración.
