El sonido, en términos de la Física, es la propagación de las ondas mecánicas que se producen cuando un cuerpo vibra. Así, ya sea a través de un medio líquido, gaseoso o sólido, esa propagación viaja a determinada velocidad.
Como sabemos, la luz es más veloz que el sonido. Por ese motivo, cuando hay una tormenta eléctrica primero vemos el rayo y luego escuchamos el trueno. Sin embargo, esa velocidad es inalcanzable para un ser humano e incluso un automóvil.
¿Cuál es la velocidad promedio del sonido?
Como todo fenómeno físico, la propagación del sonido está sujeta a una serie de factores. Por eso, su velocidad depende de tres condiciones fundamentales del medio por el que se propague:
- La temperatura.
- La densidad.
- La elasticidad.
Esta última, que es la capacidad de un cuerpo para recuperar su forma inicial, se ve influenciada por la temperatura del ambiente. Cuando un objeto oscila o se mueve, pone en movimiento a las moléculas de aire a su alrededor, que a su vez van moviendo a las moléculas vecinas, y así el sonido se propaga.
Sn embargo, esa propagación depende, como mencionamos, de tres factores principales. Por ello, para encontrar un valor universal del cual poder experimentar, la comunidad científica estableció que, a una temperatura de 20°C, el sonido viaja a 343,2 metros por segundo. Lo mismo que decir 1.235,5 kilómetros por hora.
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¿Por qué las bajas temperaturas hacen que viaje a mayor distancia?
Cuando hay un aumento en la temperatura de un medio, las partículas a través de las que se propaga el sonido van a moverse con mayor frecuencia. Por eso, en un ambiente a 30°C, la velocidad de las ondas será mayor que en una temperatura promedio de 20°C.
Sin embargo, algo curioso ocurre cuando las temperaturas son bajas. En un ambiente natural en que el aire es frío, se generan dos capas de aire: una cálida y una helada. Lo mismo ocurre cuando intentamos ambientar una habitación con aire acondicionado o estufa: el aire frío queda abajo, y el aire caliente sube.
Las ondas de sonido viajan a mayores distancias cuando el aire es frío. Por eso, en un ambiente helado, "doblan" desde la capa más cálida y menos densa, a la que es fría y más densa. Así, el sonido se curva y viaja pegado al suelo, desplazándose a mayores distancias.