Durante las décadas de 1950 y 1960, Estados Unidos desarrolló un avión sin igual: el North American X-15, una aeronave experimental capaz de volar a velocidades hipersónicas. Diseñado por la compañía North American Aviation en plena Guerra Fría, este proyecto fue parte del programa de investigación aeronáutica de la NASA (entonces NACA) y la Fuerza Aérea estadounidense.
Este avión cohete tenía un diseño futurista, con alas cortas, una estructura robusta y un poderoso motor cohete XLR99, capaz de llevarlo a altitudes y velocidades inalcanzables para otros aviones de su época. Su misión no era transportar pasajeros ni realizar vuelos comerciales, sino probar los límites del vuelo tripulado y estudiar cómo se comportaban los pilotos y las aeronaves a altitudes cercanas al espacio.
¿Qué tan veloz era el North American X-15?

La aeronave alcanzó velocidades que aún hoy sorprenden: 7.273 km/h, es decir, Mach 6,7 (más de seis veces la velocidad del sonido). Además, logró llegar hasta los 107,8 km de altitud, superando así la línea de Kármán, que marca el inicio del espacio exterior.
Gracias a estas marcas, algunos pilotos del X-15 recibieron incluso la denominación oficial de “astronautas”, ya que su viaje alcanzó los límites de la atmósfera terrestre. Entre los nombres destacados figura Neil Armstrong, quien años después sería el primer ser humano en caminar sobre la Luna.
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Características, historia y legado del X-15

El North American X-15 realizó 199 vuelos entre 1959 y 1968, antes de ser retirado. Aunque solo se construyeron tres unidades, su impacto fue enorme. La información recopilada ayudó a mejorar las cápsulas espaciales, el diseño de trajes para astronautas y los futuros vehículos orbitales.
Algunos datos curiosos del programa:
- Años de actividad: 1959–1968.
- Velocidad máxima: 7.273 km/h.
- Pilotos reconocidos: Neil Armstrong, William J. “Pete” Knight y Joe Engle.
- Altitud máxima registrada: 107,8 km.
- Número de unidades construidas: 3.
Aunque su diseño puede parecer modesto comparado con las naves actuales, el X-15 fue un verdadero laboratorio volador. Permitió que la ciencia avanzara hacia la era espacial y demostró que era posible superar las fronteras del cielo en un avión tripulado.
