La frase "cualquier tiempo pasado fue mejor" expresa la idea, la sensación de que toda época anterior siempre va a ser mejor que la presente.
Se trata de un refrán de siglos de antigüedad que todavía se emplea en el siglo XXI. Aparece en la letra de múltiples canciones y es el mensaje principal de muchas películas, siendo Midnight in Paris, de Woody Allen, quizás la más conocida.
¿Por qué tantos de nosotros tendemos a pensar que el pasado es mejor que el presente? ¿Están dadas las bases para pensar que la vida siempre fue mejor antes?
Cualquier tiempo pasado fue mejor... ¿Por qué?
La frase "cualquier tiempo pasado fue mejor" sugiere que en el pasado las cosas eran más simples, más felices, o más satisfactorias. Sin embargo, esta perspectiva es subjetiva y no necesariamente refleja la realidad, sino más bien una idealización de lo que fue.
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Es común sentirnos así. Nuestro cerebro, ante la combinación de diferentes recuerdos, activamente filtra todas las emociones negativas. Es una cuestión psicológica y hasta podríamos decir química de nuestra mente.
Por eso nos gusta mirar hacia el pasado, porque nos sentimos bien con él. Lo que perdemos de vista es que, justamente, tendemos a considerar solo las cosas buenas que allí sucedieron.
El factor de la nostalgia
Así define la banda argentina Tan Biónica a la nostalgia: "(...) Es un espejo / que duplica lo vivido / rescatando nuestro tiempo / de las garras del olvido".
Lo que durante nuestra actualidad nos parece corriente, en retrospectiva cambia su esencia: adquiere rasgos nostálgicos, aumenta su escala y hace que sus propios atributos positivos eclipsen aquellos negativos.
Por eso añoramos lo que perdimos, lo que ya no podemos disfrutar. Algunos casos típicos son:
- Las tecnologías.
- Ciertas músicas o artistas musicales.
- La "juventud perdida".
- Espacios físicos que ya no están o cambiaron.
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Frente a lo común del presente y la incertidumbre del futuro, encontramos refugio en aquellas costumbres y circunstancias de tiempos atrás, y las consideramos preferibles a las presentes.
Conocer el fenómeno ayuda a atenuar la angustia; también coopera volver sobre nuestros propios registros del pasado ―fotos, videos, entradas de diario― e ir encontrando esas cositas, esos detalles no-tan-lindos, que rescatan el recuerdo de la nostalgia y lo trae, de nuevo, a un plano real.
