Al momento de utilizar un reloj, es más probable que el usuario automáticamente se lo coloque sobre su mano izquierda. Incluso, sin saber por qué lo hace o cuáles son los beneficios de este accionar.
Este movimiento ocurre porque en el mundo existe una tradición muy antigua de utilizar los relojes en dicha extremidad del cuerpo. Pero, con el paso de los años, también creció la tendencia de colocarlo en la mano derecha.
En fin. Ambas alternativas son correctas y permiten contemplar la hora con claridad. Pero, a continuación, explicaremos por qué es más popular el uso de este dispositivo sobre la muñeca izquierda.
¿Cuándo surgió la tradición de utilizar el reloj en la mano izquierda?

Si bien el reloj de pulsera está presente en el mundo desde el siglo XIX, no ganó popularidad hasta las primeras décadas del siglo XX. Época en la que surgió la tradición de utilizarlo sobre la mano izquierda.
Dentro de todas las teorías, predomina la que establece el origen de esta práctica luego de la Primera Guerra Mundial, cuando numerosos pilotos solicitaron un reloj de estas características para chequear la hora en pleno vuelo.
Tras este episodio histórico, se notó una característica en común: la gran mayoría se los colocó sobre su muñeca izquierda porque, al igual que sucede en el mundo, había más aviadores diestros que zurdos.
¿Qué otros beneficios se obtienen al colocar este dispositivo sobre la mano izquierda?

Al día de hoy, entre el 88% y el 90% de la población mundial es diestra. Esto significa que su mano “hábil”, con la que realizan la mayoría de sus acciones diarias, es la derecha.
En este punto se encuentra uno de los motivos por el cual surgió y se mantuvo la tradición de utilizar el reloj sobre la mano izquierda: los usuarios podrían chequear la hora y, al mismo tiempo:
- Escribir.
- Mover objetos.
- Agarrar un vaso y beber.
- Utilizar un celular.
Al regresar una vez más a tiempos pasados, es posible confirmar que la utilización del reloj en la mano izquierda también se popularizó porque:
- Era una buena estrategia para evitar rayaduras y golpes en el dispositivo.
- Se tenía a disposición la mano derecha para “darle cuerda” a los relojes con frecuencia, más de una vez al día, cuando no eran automáticos o digitales.

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