Chipá y pan de queso –o pão de queijo– son productos que ocupan un lugar íntimo, especial y sagrado en la cultura latinoamericana. Son apenas dos de las más de 70 variantes documentadas de esta clásica preparación que une fécula de mandioca y queso y, sin duda, las más conocidas.
¿Dónde se come chipa y pão de queijo?
Una variante –el chipá– se asocia más a Paraguay; la otra –el pan de queso–, a Brasil. Aunque el chipá es muy consumido en Brasil cerca de la frontera con Paraguay, en el resto del país está más extendido el consumo del pão de queijo.
El formato que más permeó en Argentina es la chipa. Su consumo comenzó en el siglo XIX en la provincia de Corrientes, y terminó expandiéndose a todo el territorio nacional. En los principales centros urbanos de Argentina existen locales gastronómicos que lo ofrecen para desayunarlo o merendarlo en su formato clásico -solito- o alguna de sus variaciones –relleno, como sánguche, etc.-.
También te puede interesar: ¿Qué es el Vori vori y cuál es su historia?
¿Cuál es la diferencia entre pan de queso y chipa?
La primera respuesta está en la preparación. El pão de queijo, como se llama en portugués, lleva fécula de mandioca como su primo paraguayo, pero su preparación es muy diferente.
También te puede interesar: ¿Qué pueblo argentino tiene el Strudel más largo del mundo?
Para preparar el chipá, mezclamos los ingredientes en frío. El resultado de este paso es un producto con una textura más seca por dentro y por fuera. Para el pan de queso, por el contrario, tenemos que preparar la mezcla de los ingredientes mientras estos están calientes. Como resultado, obtenemos un producto más crujiente por fuera y esponjoso por dentro.
La segunda distinción fundamental está en los ingredientes. La diferencia entre el chipá y el pan de queso es que el chipá está hecho 100% a base de fécula de mandioca, mientras que el otro muchas veces tiene varias harinas mezcladas, mayormente harina de trigo, como el pan convencional.