El teclado QWERTY es una herramienta esencial en la vida cotidiana, tanto en computadoras como en teléfonos móviles. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando todavía no existían ni la informática ni la comunicación digital.
Su inventor fue Christopher Latham Sholes, un periodista, editor y político estadounidense que no imaginaba que su diseño terminaría por imponerse en todo el mundo. Se difundió gracias a las primeras máquinas de escribir comerciales, pero se había hecho la prueba en otro sector.
¿Cuál es la historia del teclado QWERTY?

A mediados del siglo XIX, el telégrafo era el medio de comunicación más avanzado. En ese contexto, se necesitaban dispositivos que permitieran transcribir rápidamente los mensajes recibidos en código Morse.
Los primeros operadores utilizaban teclados experimentales para traducir esos impulsos eléctricos a palabras escritas, y fue en ese ámbito donde el diseño QWERTY demostró su eficacia. Sholes, junto con sus colaboradores Carlos Glidden y Samuel W. Soulé, trabajó en varios prototipos antes de presentar un diseño confiable.

Las primeras versiones tenían un problema común: cuando se presionaban dos teclas vecinas al mismo tiempo, las varillas se trababan. Para evitarlo, reordenaron las letras de forma que las combinaciones más comunes no estuvieran juntas, dando origen al patrón QWERTY.
El teclado toma su nombre de las primeras seis letras de la fila superior, "qwerty", y fue patentado en 1878. Sin embargo, se había inventado diez años antes, cuando Christopher Sholes recibió la patente de la primera máquina de escribir comercial.
La expansión del teclado QWERTY
Además de su diseño pensado para evitar bloqueos, el teclado QWERTY se consolidó gracias a la amplia adopción de las máquinas de escribir Remington y a la estandarización posterior en la industria. La primera máquina en que se utilizó fue la Remington número 2.

La distribución de las letras QWERTY fue incorporada luego en las primeras computadoras personales y se mantuvo como el modelo predominante incluso cuando surgieron alternativas más modernas, como el teclado Dvorak.
El QWERTY persiste no porque sea el más rápido, sino porque es el más conocido. Los intentos por reemplazarlo chocan contra el hábito y la necesidad de que millones de personas compartan el mismo estándar.

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