El Teatro Nacional Cervantes, un emblema del arte a nivel nacional, se inauguró el 5 de septiembre de 1921 luego de tres años de diseño y construcción. Un día como hoy, pero de hace 103 años, su fundación fue un hito social y cultural para Buenos Aires.
En la actualidad, es el único teatro nacional de Argentina. Su adquisición por parte del Estado argentino fue fruto de una movilización de artistas que se opusieron a la subasta del coliseo artístico a fines de la década de 1920, pocos años después de su inauguración.
La historia del Teatro Nacional Cervantes, una colaboración binacional
A pesar de que la independencia política formal con el Imperio español había sucedido hacía más de un siglo, lo cierto es que los vínculos entre personalidades artísticas de Argentina y España eran muy estrechos para inicios del siglo XX.
María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, una pareja española que se dedicaba a las artes escénicas, iban y volvían de su país natal para presentar obras de diversa índole en Buenos Aires, sobre todo en el Teatro Odeón. Su afán por la ciudad portuaria y de mayor impronta cultural quedó materializada en el proyecto de creación del Teatro Cervantes.
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Según cuentan, Guerrero se opuso a que el teatro llevara su nombre desde el primer momento. Eligió, en cambio, homenajear al escritor español Miguel de Cervantes. Tanto el diseño como la ejecución estuvieron en manos de los arquitectos Fernando Aranda y Emilio Repetto, y el anuncio de la obra apareció en los diarios argentinos para 1918.
Su construcción implicó el trabajo de más de 700 personas, que durante tres años visitaron la esquina de Avenida Córdoba y Libertad para dar forma al gran teatro. El presupuesto para realizarlo salió en gran parte de la propia fortuna personal de Guerrero y Díaz de Mendoza, sumado a los aportes del Rey Alfonso XIII y de personalidades argentinas de renombre que eran amigas de la pareja española.
Finalmente, se inauguró el 5 de septiembre de 1921, con la presentación de la obra La dama boba de Lope de Vega, que por supuesto protagonizó María Guerrero. Además de ella, la pareja española ofreció una fiesta que, se dice, duró dos días.
¿Cuál es el estilo del Teatro Nacional Cervantes?
Guerrero y Díaz de Mendoza trabajaron en conjunto con los arquitectos, a quienes solicitaron que la fachada del edificio tenga el estilo renacentista español. Así, el Teatro Cervantes reproduce en su exterior los detalles de la Universidad de Alcalá, incluyendo columnas platerescas (algo muy característico del estilo español).
Como incluso el rey español estaba entusiasmado con el proyecto, ordenó que los buques de carga que viajaban a Buenos Aires transportaran todos los elementos necesarios para el nuevo teatro. Así, llegaron:
- Los cortinados, tapices y el telón de boca, de Madrid.
- La pintura al fresco para el techo del teatro, de Barcelona.
- Azulejos y damascos de Valencia.
- Las losetas rojas para el piso, de Tarragona.
- Las butacas del patio, bargueños, espejos, bancos, rejas, herrajes y azulejos, de Sevilla.
- Candiles, lámparas y faroles, de Lucena.
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En la actualidad, tiene capacidad para 870 espectadores, y su diseño es el de la clásica forma de herradura. La mitad de los espectadoras entran en una platea, y el resto se distribuyen entre palcos altos y bajos, la tertulia, el paraíso y la planta baja, de cara al escenario. Ese espacio lleva hoy el nombre "María Guerrero".
El sueño que duró poco
Cinco años después de su inauguración, en 1926, los costos de mantenimiento y la fortuna gastada en su construcción hicieron que la pareja española pusiera en subasta al coliseo artístico. Una movilización por parte de personalidades artísticas y culturales de Buenos Aires impidió que cayera en manos privadas, y el Estado argentino terminó adquiriéndolo.
En 1961 sufrió un incendio que lo dejó inhabilitado por siete años, hasta 1968. Casi tres décadas después, para 1995, el Teatro Nacional Cervantes obtuvo el reconocimiento de Monumento Histórico Nacional, a 74 años de su inauguración.
