Silvina Marsimian "vivió" en un colegio desde los 17 años. Al principio, en aulas de primaria y más tarde en secundaria y en la universidad. Lo que más le gusta es la relación con los chicos del último año de la escuela media: enseñarles literatura, a leer y a escribir "de verdad", trabajar sobre la lengua y aprender juntos a comunicarse.
¿Cómo leen y escriben los adolescentes hoy?
Marsimian explica que la forma en la que leen y escriben los adolescentes está muy relacionada con el impacto de las nuevas tecnologías y las redes, ya que median los discursos presentes en su vida cotidiana. "Los jóvenes están habituados a trabajar de manera mediada a través de su celular y la computadora, con el fin de comunicarse con otros y de manera multimodal. No leen de manera racional, unidireccional, con un fin preciso y tampoco escriben de esa manera. Hoy decimos que los chicos son lectoescritores: leen para escribir y escriben para leer" —señala y continua— "Sus textos están absolutamente en comunicación con los de otros, leen a otros, a los que les responden y esperan que sus propios textos sean respondidos. Estos escritos suelen ser breves, discontinuos y abiertos. Mutan todo el tiempo, están conectados con millones de dispositivos y de estímulos y son intervenidos todo el tiempo".
La especialista discute la afirmación de que en la actualidad, los chicos no saben leer y escribir. Afirma que en realidad, lo hacen de manera distinta a los adultos: "Las fronteras de las figuras del autor, lector, editor y corrector están desdibujadas. Tenemos que aprender a entenderlos y acompañarlos en esta nueva manera de comunicarse".
Además, la autora de Enseñar a leer y escribir a adolescentes: 30 preguntas y respuestas explica que el paso de una generación a la otra nunca es preciso. Hay rupturas y hay continuidades: "Procedimientos como leer en papel de manera lineal y unidireccional hacia un objetivo concreto, como estamos habituados los adultos, eso no se van a perder, va a continuar. Por otro lado, las nuevas formas que tienen los chicos de comunicarse van a impactar, no solamente en el conocimiento, sino también en el mundo del trabajo y en la visión que van a tener de la vida.
Los clásicos enseñan a leer y a escribir
"En este mundo que estamos describiendo, a veces pensamos que los clásicos quedan atrás, por su longitud, o porque se cree que son difíciles de leer. Están escritos en una lengua que a veces no sabemos comprender, porque nos falta vocabulario o nociones sobre sintaxis o formas del discurso que desconocemos. Son textos que requieren tiempo y esfuerzo, algo que hoy en día, en general, no tenemos o no queremos hacer", dice la experta. Cuenta que en realidad, los clásicos son libros que siempre hay que recuperar porque nos enseñan a leer y a escribir. Son libros que nos interpelan porque tratan temas que son universales, que "abren las puertas a mundos más amplios que el pequeño en el que estamos habitando".
"Un docente tiene que seleccionar aquellos que sean adecuados al contexto en el que está enseñando y que tengan un lenguaje adaptado a los chicos. Los alumnos tienen que tener una variedad en el menú de lecturas. Conviene elegir entre aquellos que tengan personajes con los cuales se puedan identificar, que tengan vivencias o problemas que los chicos puedan localizar en su realidad cotidiana, afirma. Explica que los maestros y profesores deben observar la madurez psicofísica de sus alumnos, observar sus intereses. Además, cree que es valioso hacerlos participar, preguntándoles qué les gustaría leer, qué han leído, que no les ha gustado y que sí.
Silvina Marsimian recalca que son los docentes quienes tienen que hacer la intervención didáctica que permita acercar esos textos que parecen tan poderosos, tradicionales e inabordables. Así, los chicos puedan sentarse, disfrutar y apropiarse de los libros, para comunicarlos en su vida cotidiana.
A los adolescentes les gusta leer en compañía
"A los adolescentes le gusta estar con adolescentes. Todo aquello que tenga que ver con el compartir conocimientos y sentimientos y el intercambio de vivencias va a ser bienvenido y hay que aprovecharlo. Otra cosa que debe tenerse en cuenta es que es una época en que sus cuerpos cambian y sus emociones empiezan a salir a flote. Experimentan muchas transformaciones que tienen que ver con los miedos. Quieren saber cómo van a poder relacionarse con los demás e insertarse en el aula, el club, y el mundo en general. Todo aquello que pueda entusiasmarlos para compartir, es bienvenido. El mundo digital ofrece muchas herramientas en esta línea: comentarios en conjunto, compartir elementos como textos, videos, audios, memes, es decir, una propuesta de orden visual, auditivo y escrito".
La especialista recuerda que el saber no es individual: "El saber tiene un poder relacional y todo lo que hacemos nos tiene que servir para poder tener una vida mejor con otros. Nuestra vida pasa por la satisfacción que nos da el hecho de poder vivir experiencias con los otros, y la escuela es un escenario perfecto para eso".
¿Cómo se puede motivar a los estudiantes a dedicarle tiempo a leer y escribir?
Hoy en día, los dispositivos como el celular y la computadora, se disputan la atención de los chicos. Son atractivos porque son más rápidos, tienen que ver con el mundo del entretenimiento y permiten comunicarse de manera más eficaz. "Estas tecnologías compiten por el tiempo de los adolescentes y muchas veces las prefieren antes que a los libros o dedicarse a escribir de manera tradicional" —explica Marsimian y continua— "En esta vida, ellos han sumado una nueva manera de relacionarse que es la la mediada, pero tienen que saber que existen otras y que hay que aprovechar los lugares donde nos encontramos entre todos, para poder relacionarnos desde otros lados, con mayor profundidad, que requiere mayor atención y esfuerzo. No siempre están dispuestos a realizarlo porque dentro de las casas no se los prepara desde chicos para eso. Después, en la escuela se lo van a requerir".
Además, la especialista cuenta que los jóvenes temen ser evaluados y ven en la escuela cierta formalidad. Saben que todo lo que lean o escriban va a ser examinado. Todo eso genera un ambiente artificial que hace que la lectura y la escritura no se disfrute, que se tome como un trabajo, y recomienda crear un ambiente más distendido dentro de la escuela, donde los chicos pueden compartir, hacer un esfuerzo y darse cuenta de que a veces van a tener que trabajar con mayor esfuerzo para poder lograr mejores objetivos.
Para afirmar eso, Silvia parte de su experiencia personal en el aula: "Para generar interés, hay que armar el plan lector en colaboración con los estudiantes. El docente tiene que lograr que el aula no sea aburrida, que se pueda mantener la atención durante 40 minutos. Tiene que medirse, dar porciones dosificadas de conocimiento, ir generando los hábitos de a poco y hacerlo en una atmósfera distendida, aunque el esfuerzo va a estar presente. Nosotros nos tenemos que entusiasmar, leer, escribir, sentir gusto por lo que hacemos y vivir todas las horas de clase como si fuesen la mejor ". Además, destaca que es clave que los chicos los tomen como un ejemplo y que se les demuestre que lo que están haciendo es valioso.
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Producción: Lucía Jauzat.
Filmmakers: Candela Petech.
Edición: Ramiro Palais.
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