En la actualidad, la programación ya no es solo una habilidad reservada para ingenieros o especialistas en informática. Cada vez más escuelas incorporan actividades que permiten a niñas y niños acercarse al mundo digital de forma creativa y divertida. Una de las herramientas más efectivas para hacerlo son los robots educativos, que transforman el aprendizaje en un juego y despiertan el llamado pensamiento computacional.
¿Qué es el pensamiento computacional?
El pensamiento computacional es una forma de resolver problemas que se inspira en la lógica de la informática. No se trata de aprender directamente un lenguaje de programación, sino de entrenar la mente para dividir los desafíos en pasos más pequeños, buscar patrones, usar la lógica y diseñar soluciones eficientes.
Este tipo de habilidades no solo se aplican en la programación de computadoras, sino también en la vida cotidiana: ordenar tareas, planificar una estrategia en un juego o encontrar la mejor manera de organizar un proyecto escolar.
Robots que enseñan jugando
Según explica The Conversation, los robots educativos están diseñados especialmente para que los más pequeños aprendan sin sentir que están frente a una clase tradicional. Son objetos llamativos, coloridos y con funciones interactivas. Algunos tienen ruedas para moverse por un tablero, otros se iluminan o emiten sonidos.
La clave es que los niños y niñas deben programar instrucciones sencillas —como avanzar, girar o detenerse— para que el robot cumpla una misión. Al hacerlo, ponen en práctica nociones de causa y efecto, secuencias lógicas y creatividad. Todo esto mientras juegan y experimentan con el error y la corrección.
Aprender el pensamiento computacional desde edades tempranas
Los expertos destacan que cuanto antes se introduzca a los niños en este tipo de experiencias, mejores serán sus beneficios. Desde el nivel inicial ya se puede estimular la curiosidad por la tecnología, siempre a través del juego y de propuestas adecuadas a la edad.
Por ejemplo, en un jardín de infantes los docentes pueden plantear recorridos simples para que el robot los complete, mientras que en la primaria se pueden proponer desafíos más complejos, como llegar a un destino esquivando obstáculos o resolver una consigna en equipo.
No solo para futuros programadores
Un aspecto fundamental es que el pensamiento computacional no se limita a formar futuros programadores. Lo que se busca es entrenar habilidades transversales: resolución de problemas, trabajo en equipo, creatividad y autonomía.
La experiencia de “programar jugando” ayuda a que los estudiantes se sientan protagonistas y no simples receptores de información. Además, los motiva a perder el miedo a la tecnología y a verla como una herramienta aliada.
El rol de los docentes en el aprendizaje del pensamiento computacional
La incorporación de robots educativos en las aulas requiere también de formación docente. No se trata de tener el robot más moderno, sino de contar con propuestas pedagógicas que lo integren de manera significativa.
Los maestros deben acompañar a los estudiantes en el proceso, promover la exploración y permitir que se equivoquen, ya que el error es parte del aprendizaje. En este sentido, la tecnología funciona como un recurso más, no como un fin en sí mismo.
Un puente entre juego y conocimiento
En definitiva, los robots educativos muestran que la programación puede ser accesible y divertida desde edades muy tempranas. Al jugar con ellos, los niños y niñas no solo aprenden nociones básicas de informática, sino que también desarrollan competencias que serán valiosas en cualquier ámbito de su vida futura.
El desafío está en seguir impulsando proyectos de innovación educativa que integren estas herramientas de manera inclusiva, para que cada vez más estudiantes puedan disfrutar de la experiencia de “aprender jugando”.
Basado en una nota de The Conversation / Reproducido bajo el formato Creative Commons / Autor de la nota original: Horacio Gómez Rodríguez (Universidad de Guadalajara) / imagen: Freepik
