Este método utiliza, en vez de asignaturas, actividades que resultan más próximas y significativas para los alumnos y alumnas, como las que se vinculan con la vida cotidiana. En esta nota, Billiken te cuenta cómo es la estructura organizativa de este sistema educativo.
El método de aprendizaje “Amara Berri” forma parte del sistema educativo utilizado en la escuela pública homónima ubicada en Donostia-San Sebastián (España), desde 1979. Esta pedagogía fue creada por iniciativa de la profesora Loli Anaut y se basa en la colaboración, la comunicación y la solidaridad entre todos los miembros de la escuela, la participación activa de los estudiantes y el aprendizaje a través de actividades prácticas. Con el correr del tiempo, se ha extendido a muchas otras escuelas y hoy goza de una gran popularidad.
Esta pedagogía se basa en el aprendizaje colaborativo entre pares. Bajo este sistema, se reúnen alumnos de diferentes cursos académicos: en un año escolar, el niño trabaja con compañeros más grandes y en el próximo ciclo lectivo, con chicos más jóvenes. Los estudiantes no están aislados, los docentes hacen un esfuerzo especial para que los chicos y chicas reciban la ayuda que necesitan en el aula. Buscan que el alumno sea el protagonista, y es su trabajo proponer acciones y fomentar la colaboración entre los estudiantes.
Este sistema utiliza situaciones cotidianas para el aprendizaje, al igual que juegos para el desarrollo de diferentes competencias. Según esta metodología, los alumnos deben aprender como investigadores, mientras que los docentes deben cumplir con el papel de guías en ese proceso personal, respetar el ritmo de aprendizaje de cada alumno y potenciar sus habilidades.
En lugar de asignaturas, el método de aprendizaje “Amara Berri” utiliza actividades que resultan más próximas y significativas para los alumnos y alumnas, como las que se vinculan con la radio, el teatro, la prensa, las charlas o las marionetas. En suma, este sistema basa el aprendizaje en la simulación de la vida cotidiana y fomenta el debate y el pensamiento crítico.
Este sistema se basa en cinco principios que guían el trabajo escolar: la individualización (cada persona trabaja a su propio nivel y ritmo según sus capacidades), la actividad mental de los niños y niñas (ellos toman las decisiones y son el motor del sistema de aprendizaje), la socialización, la creatividad y la libertad.
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