La educación es un derecho humano básico y es, al mismo tiempo, el camino que contribuye a crear un mundo mejor. Permite reducir la desigualdad y la brecha de género, combatir los estereotipos y brindar oportunidades a los sectores sociales más rezagados. Temas como la equidad, la inclusión y la diversidad pueden convertirse en verdaderas oportunidades para trabajar a partir de la educación.
Para este 11 de septiembre en que conmemoramos el Día del Maestro, dialogamos con la docente Marcela Lorenzo, profesora de nivel primario y, además, activista afro descendiente para conocer historias no tan comunes de los maestros de nuestros país.
La educación abre puertas
Uruguaya de nacimiento, argentina de crianza, tal como ella se define, vive en el país hace 40 años y es "orgullosamente docente". A los 9 años se dio cuenta de que le gustaba enseñar, y a los 44 años cumplió el sueño de estar frente a un aula tras un proceso que conllevó mucho esfuerzo. Primera de cuatro hermanos en tener una carrera terciaria, enaltece la importancia de la educación, especialmente en relación a su activismo afrodescendiente.
Marcela cuenta que en la docencia encontró el propósito de "mostrarle a mi comunidad que la educación no solo abre puertas sino que amplía el conocimiento y posibilita obtener otras herramientas".
"Hoy por hoy, ver a mis sobrinos estudiando me llena de satisfacción, pensando en una carrera universitaria o terciaria. Una de mis sobrinas está estudiando licenciatura en enfermería. Creo que eso también genera en estas nuevas generaciones otra mirada. Esto de poder decir: 'sí, podemos hacerlo', generó que ellos puedan tener otras herramientas", explica.
La diversidad dentro de las aulas
Lorenzo resalta la importancia de la diversidad dentro del aula, y cuenta la experiencia acerca de cómo es para los niños tener una docente afrodescendiente. "Me di cuenta de que para los niños yo no era una persona de piel oscura, era "su seño". Eso también me enseñó a mí. Ahí es cuando yo dije: 'este es mi lugar'; donde no hay discriminación, donde la seño es la seño Marce. Donde el color piel pasa a tener otro sentido", detalla.
"Los niños y las niñas no vienen con discriminación. No nacen siendo racistas. Ahí es donde nosotros como adultos y como adultas tenemos que pensar en qué forma criamos a nuestros hijos. Todos somos iguales porque todos somos seres humanos, pero lo bueno del aula en la que estoy es que hay una diversidad", opina. Resalta lo fundamental de "poder generar en ellos la cuestión de '¿quién soy?'. Poder brindarles las herramientas de que puedan comprender que todos los seres humanos son iguales, pero dentro de esa igualdad también hay diferencias."
El racismo en su vida
A través de sus relatos, recuerda que padeció el racismo en su niñez en Argentina y su familia fue quien le brindó las herramientas para defenderse y fortalecerse. "'Sí, soy negra. Pero no soy diferente a vos'", cuenta que respondía ante las molestias de sus compañeros.
"Nunca en mi vida, en un acto del 25 de mayo, fui dama antigua. Jamás. Pero yo no lo entendía. Yo me preguntaba: '¿por qué siempre hago lo mismo?'. Con el correr de los años, el activismo me llevó a comprender un montón de cosas. Y me acuerdo con mi hija, la más grande, pensé que en todos los actos de primaria haría lo mismo que yo. Pero no me olvido más de la vez que, a fines de abril, me llegó el mensaje: 'Sofía va a actuar de dama antigua'. Rapidito le alquilé el traje, quince días antes, porque si no se iba a agotar", cuenta emocionada, "ahí ves que esto se pudo revertir de alguna manera".
"Esto generó herramientas en mí. No sentirme mal por el hecho de portar este hermoso color. Es entender de dónde vengo. Venimos de culturas ancestrales", acota.
Pensar la educación desde un nuevo enfoque
Lorenzo propone empezar a pensar la educación desde una nueva perspectiva: mediante un enfoque etnoeducativo. "La etnoeducación está dentro de la multiculturalidad. Trabaja desde la cultura, desde la cosmovisión y todas las particularidades que tienen las distintas las comunidades", define la docente.
"Eso fue para mí poder estar en una escuela de mi barrio, en donde hay mucha diversidad de pieles; y que a la vez también la escuela pueda conocer una parte de esa historia invisibilizada. Y desde ese lugar como docente poder darles otras herramientas a mis compañeras, para poder trabajar desde otra mirada, desde otra perspectiva. Desde un enfoque en el que si hablamos de diversidad, estemos todos y todas".