Mansilla, un experimentado militar y político, estaba al frente de la flota de la Confederación Argentina y aprovechó la estrechez del río Paraná para impedir que la flota invasora pudiera ingresar al territorio nacional. En esta nota, Billiken te cuenta de qué se trataba.
En Argentina se celebra cada 20 de noviembre el “Día de la Soberanía Nacional” para conmemorar la batalla de la Vuelta de Obligado, que tuvo lugar en esa misma fecha en 1845. En ese combate la Confederación Argentina hizo frente a la invasión del territorio por parte de una flota anglo-francesa.
La Confederación Argentina, al mando de Juan Manuel de Rosas, había ingresado al conflicto interno en Uruguay y esa fue la excusa para que los ingleses y franceses ataquen Buenos Aires.
Rosas designó al general Lucio Mansilla para defender el territorio argentino. Era un experto militar y político que había peleado a las órdenes de San Martín en Chile y en la guerra con Brasil (1826).
La flota de la Confederación, al frente de la cual estaban el almirante Guillermo Brown y Mansilla, era muy reducida en comparación con la que llegaba de Europa. Sin embargo, Mansilla tuvo una idea: esperó a los invasores en un lugar estratégico que conocía muy bien, donde el río Paraná forma un recodo muy pronunciado y tiene solo 700 metros de ancho: la Vuelta de Obligado. Aprovechó la estrechez del Paraná en el sitio e hizo tender una gruesa cadena de costa a costa, sobre veinticuatro lanchones.
Para sortear ese escollo, los extranjeros debieron cortar el hierro de las cadenas con unas pinzas enormes. Entretanto, mientras eran retenidos, fueron bombardeados desde las orillas.
Al final, los anglo-franceses prendieron fuego a los botes encadenados y pasaron la barrera. Pero no todo terminó allí. En los siguientes días continuaron los combates aguas arriba.
La flota, al final, pasó. Sorteó todos los escollos y dispersó a los defensores. A medida que navegaban, los pobladores de las diferentes localidades también los atacaron. Con el transcurrir de los días, su situación se fue volviendo desesperante. ¿Y las mercaderías que iban a vender? Algo pudieron colocar en Corrientes, que estaba enfrentada con Buenos Aires. Pero la mayor parte quedó en sus bodegas y la tuvieron que llevar de regreso a Montevideo. El bloqueo de Buenos Aires continuó un tiempo más, hasta que se llegó a un arreglo diplomático con Francia (1849) y luego a otro con Inglaterra (1850). No fue fácil, pero el gobernador mantuvo su postura de no abrir el paso por los ríos interiores. Y tanto Inglaterra como Francia reconocieron la soberanía argentina sobre el río Paraná.
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