La mayoría de los países de Sudamérica tienen como lengua oficial al español. Algunos pocos suman a ese idioma otras lenguas habladas por pueblos originarios. Pero hay un país de Sudamérica que lleva esta decisión un paso más allá: Bolivia.
Desde la reforma de su Constitución en 2009, Bolivia reconoce como oficiales 37 lenguas, entre ellas el español y 36 lenguas indígenas. Esta medida busca visibilizar la diversidad cultural y lingüística del país, así como fortalecer los derechos de los pueblos indígenas.
Sin embargo, aunque muchas de estas lenguas tienen un fuerte valor simbólico, su uso cotidiano es limitado y varias corren el riesgo de desaparecer.
¿Qué otro país de Sudamérica reconoce lenguas indígenas?

No uno solo, sino dos: Paraguay y Perú también reconocen lenguas originarias como oficiales. En Paraguay, el español y el guaraní tienen estatus legal, y en Perú, el quechua y otras lenguas andinas y amazónicas son reconocidas en zonas donde se hablan.
Pero Bolivia es el único país de Sudamérica que, además del castellano, incluye en su Constitución a las 36 lenguas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. De hecho, eso lo convierte en el país con más lenguas oficiales no solo de Sudamérica, sino también de buena parte del mundo.
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El artículo 5 de la Constitución Política del Estado boliviano las nombra una por una: desde las más habladas, como el quechua y el aymara, hasta lenguas menos difundidas, como el sirionó, el pacawara o el toromona.
¿Por qué están en riesgo algunas lenguas originarias?

Según datos de la Universidad Mayor de San Andrés, 30 de esas lenguas se encuentran en situación de riesgo por la baja cantidad de hablantes. Muchas se transmiten solo oralmente y no cuentan con una enseñanza sistemática en las escuelas, lo que dificulta su preservación. Algunas de ellas son:
- Puquina,
- Itonama,
- Yuki,
- Moré.
El reconocimiento legal de estas lenguas busca proteger el patrimonio cultural y lingüístico del país. Según Naciones Unidas, es un paso fundamental hacia la inclusión y el respeto de los pueblos originarios.