Nueva York es famosa por sus enormes espacios públicos como Central Park, pero Gramercy Park es harina de otro costal. Ubicado en el distrito histórico del mismo nombre, entre las calles 20 y 21 este, este parque es uno de los dos únicos parques privados que quedan en la ciudad. Fue diseñado e inaugurado en 1831 por Samuel B. Ruggles, un visionario que buscaba aumentar el valor de las tierras circundantes creando un espacio de recreación exclusivo para quienes compraran las casas vecinas.
Con una superficie de aproximadamente 8.000 metros cuadrados, el parque está protegido por una imponente reja de hierro fundido. Lo más curioso es que para entrar se necesita una llave física real. Solo los residentes de los edificios que rodean el parque, quienes pagan una cuota anual muy alta, tienen derecho a poseer una de las preciadas 383 llaves que existen. Si alguien pierde su llave o se muda sin devolverla, la cerradura se cambia de inmediato para mantener la exclusividad.
¿Por qué Gramercy Park es privado y cómo visitarlo?
La naturaleza privada de Gramercy Park se ha mantenido legalmente durante casi dos siglos. A diferencia de las plazas públicas que dependen del presupuesto municipal, este jardín es mantenido por un fideicomiso. Esto ha permitido que el lugar se conserve exactamente igual que en la época victoriana, con senderos impecables, bancos de madera antigua y estatuas que parecen detenidas en el tiempo. El diseño se inspiró en las plazas residenciales de Londres, buscando ofrecer un respiro de paz frente al caos urbano.
Sin embargo, existe una excepción mágica a esta regla de exclusividad. Existe un único día al año en que las puertas se abren para todo el mundo: el día de Nochebuena (24 de diciembre). Durante solo una hora, el parque invita a los vecinos y turistas a cantar villancicos alrededor de su gran árbol de Navidad. Es el único momento en que los "comunes mortales" pueden pisar su césped sin necesidad de una invitación especial o una llave de bronce.
Datos y características de este rincón neoyorquino
- Inauguración: 1831, diseñado por Samuel B. Ruggles.
- Ubicación: entre Park Avenue South y la Tercera Avenida, en Manhattan.
- Sistema de acceso: se requieren llaves de latón con numeración única; las cerraduras se cambian anualmente.
- Atractivo principal: la estatua de Edwin Booth, un famoso actor de teatro del siglo XIX, situada en el centro del jardín.
Curiosidades del corazón verde de Gramercy Park
Vivir frente a este parque es el sueño de muchas celebridades, pero las reglas son estrictas para todos por igual. Dentro de Gramercy Park está prohibido fumar, andar en bicicleta, jugar a la pelota e incluso tomar fotografías profesionales sin un permiso especial del fideicomiso. Incluso famosos actores han sido reprendidos por intentar organizar eventos dentro del predio. Esta rigidez es lo que permite que el parque sea un santuario para las aves y un museo vivo de la horticultura.
Otra curiosidad fascinante es que el parque ha sido escenario de numerosas películas y novelas, pero casi siempre filmadas desde afuera de las rejas, ya que las cámaras rara vez logran entrar al recinto sagrado. Los edificios que lo rodean son joyas arquitectónicas que han albergado a personalidades como Thomas Edison o el presidente Theodore Roosevelt, quienes seguramente disfrutaron de las vistas privilegiadas de este tesoro escondido.
Hoy, mientras Nueva York sigue creciendo con modernos rascacielos de cristal, Gramercy Park permanece como un recordatorio del pasado elegante de la ciudad. Aunque la mayoría de nosotros solo podamos mirarlo a través de sus barras de hierro, su existencia nos enseña sobre la importancia de preservar los espacios verdes y la historia que se esconde detrás de cada puerta cerrada.