Cuando visitamos la hermosa ciudad de Popayán, conocida como la "Ciudad Blanca" de Colombia, nuestra vista suele detenerse en una colina verde que sobresale en el paisaje urbano. Sin embargo, lo que muchos visitantes no saben es que esa elevación no es producto de la naturaleza. El Morro de Tulcán es, en realidad, un sitio arqueológico de enorme valor, consistente en una pirámide truncada construida por sociedades indígenas mucho antes de la llegada de los españoles.
Este monumento se encuentra en el departamento del Cauca y es considerado el principal sitio arqueológico de la ciudad. A diferencia de las pirámides de piedra de Egipto o México, esta estructura se edificó principalmente con tierra y sedimentos de arcilla, cuidadosamente compactados para formar una plataforma elevada que servía para propósitos sagrados.
Los estudios arqueológicos realizados en la zona sugieren que este sitio tuvo a sus habitantes entre los años 800 y 1200. Esto significa que el Morro de Tulcán ha custodiado el valle de Popayán durante más de 1.200 años, sobreviviendo a climas cambiantes y al crecimiento de la ciudad moderna a su alrededor.
Los secretos y hallazgos del Morro de Tulcán
A lo largo del siglo XX, diversas excavaciones permitieron entender qué era realmente este lugar. Según registros históricos de la región, el Morro de Tulcán funcionaba como un centro ceremonial y un sitio de enterramiento para los antiguos pobladores de la zona, posiblemente relacionados con los pueblos Pubenenses o grupos de la cultura Coconuco.
En el interior de la estructura se descubrieron hallazgos asombrosos que revelan mucho sobre la vida y las creencias de estas civilizaciones. Los arqueólogos encontraron:
- Tumbas prehispánicas: numerosos entierros que contenían restos óseos acompañados de ofrendas.
- Elementos cerámicos: vasijas y piezas de barro con decoraciones complejas que muestran la destreza artística de sus creadores.
- Herramientas de oro: pequeños objetos de orfebrería que demuestran el estatus sagrado del lugar.
Uno de los aspectos más curiosos es que la cima de la pirámide es plana (por eso se le llama "truncada"). En este espacio superior se realizaban rituales y observaciones astronómicas, conectando a la comunidad con sus deidades y los ciclos de la tierra. La conservación de este sitio es vital para Colombia, ya que representa la memoria viva de las culturas que dieron forma al territorio mucho antes de la conquista.
Un símbolo de identidad y conservación
El Morro de Tulcán no solo es importante por su pasado, sino también por lo que representa hoy. Durante décadas, la cima del morro estuvo ocupada por una estatua ecuestre de Sebastián de Belalcázar, el conquistador español que fundó la ciudad. Sin embargo, en el año 2020, las comunidades indígenas locales derribaron la estatua en un acto de reivindicación histórica, buscando resaltar que el morro es, ante todo, un monumento a la herencia indígena.
Hoy en día, el sitio puede ser visitado por turistas y locales que desean caminar por sus senderos y disfrutar de una vista panorámica de 360 grados de Popayán. Es un punto de encuentro donde la historia prehispánica se cruza con la vida actual, recordándonos la importancia de respetar y cuidar nuestros sitios arqueológicos.
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Datos clave sobre el Morro de Tulcán
- Ubicación: Popayán, Departamento del Cauca, Colombia.
- Antigüedad: aproximadamente 1.200 años (construido entre el 800 y 1200.).
- Tipo de estructura: pirámide truncada de formación artificial (relleno de arcilla).
- Importancia: centro ceremonial y funerario indígena.
Cuidar el Morro de Tulcán es responsabilidad de todos. Al visitarlo, es fundamental seguir las reglas de conservación, no arrojar basura y respetar los senderos señalizados, para asegurar que este gigante de arcilla siga en pie por otros mil años más, contando la historia de los antiguos dueños de estas tierras.
