Ubicado en el corazón de Roma, el Ponte Palatino es una de las estructuras más emblemáticas que cruzan el río Tíber. Conocido también como Ponte Inglese (“Puente Inglés”) por su particular sentido de circulación, este viaducto conecta el Rione Ripa con el Rione Trastevere, dos de los barrios más tradicionales de la capital italiana.
Su construcción comenzó en 1886 y fue inaugurado en 1890, con el objetivo de reemplazar al antiguo Ponte Emilio, el puente de piedra más antiguo de Roma, del cual hoy solo queda un fragmento: el llamado Ponte Rotto (“Puente Roto”). La nueva estructura se diseñó con un estilo funcional y elegante, adaptado a las necesidades del tráfico moderno del siglo XIX.
El Ponte Palatino mide aproximadamente 155 metros de largo y 18 metros de ancho, y está compuesto por cinco arcos metálicos sostenidos por pilares de piedra travertina. Esta combinación de materiales lo convirtió en un ejemplo del avance tecnológico y arquitectónico de la época.
El curioso sentido de circulación del Ponte Palatino

Una de las características más sorprendentes del Ponte Palatino es que los vehículos circulan por la izquierda, al contrario de lo que ocurre en el resto de Italia. Este detalle le valió el apodo de “Puente Inglés” y despierta la curiosidad de quienes lo visitan.
El motivo detrás de esta particularidad no es una influencia británica, sino una cuestión práctica: el puente conecta dos calles de sentido único que se encuentran en lados opuestos del Tíber. Para evitar cruces peligrosos e intersecciones, los ingenieros decidieron mantener el sentido de circulación invertido mientras se atraviesa el puente.
De esta forma, el Ponte Palatino no solo destaca por su belleza y su valor histórico, sino también por su ingeniosa solución vial, única en Italia.
Un paseo por la historia y la arquitectura de Roma
Hoy en día, el Ponte Palatino es una parada obligatoria para quienes recorren Roma. Además de ofrecer una vista inmejorable del río Tíber y del fragmento del antiguo Ponte Rotto, permite apreciar cómo la ciudad combina en un mismo espacio vestigios del Imperio Romano con obras de ingeniería moderna.
Entre sus principales características se destacan:
- Longitud total: 155 metros.
- Año de inauguración: 1890.
- Ubicación: entre el Foro Boario y el barrio Trastevere, en Roma.
- Río que atraviesa: el Tíber.
- Sentido de circulación: por la izquierda, único en Italia.
El puente se puede visitar a pie o en automóvil, y desde sus barandas se obtienen vistas panorámicas de los restos del Ponte Emilio y del emblemático barrio Trastevere, famoso por sus calles empedradas, cafés y vida nocturna.
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Un símbolo entre dos épocas

El Ponte Palatino representa la conexión entre el pasado y el presente de Roma. Levantado sobre las bases de un antiguo puente romano, combina la solidez de la piedra clásica con la ligereza del hierro moderno. Su peculiar circulación por la izquierda no solo resuelve un problema urbano, sino que también le otorga una identidad única dentro de la ciudad eterna.
Visitarlo es una manera de observar, en pocos metros, cómo Roma ha sabido integrar su historia milenaria con los desafíos de la modernidad.
