El puente colgante de Capilano está en la ciudad de Vancouver, en la provincia de Columbia Británica, Canadá. Se extiende sobre el río Capilano y está rodeado por un espeso bosque de abetos y cedros que lo transforman en un paisaje de postal.
La estructura original fue construida en 1889 por George Grant Mackay, un ingeniero civil escocés que se había establecido en la región. Desde entonces, el puente se convirtió en uno de los lugares más visitados del país, atrayendo a millones de turistas cada año.
Las características del puente colgante de Capilano
Esta estructura tiene 137 metros de largo y se encuentra suspendido a 70 metros de altura sobre el río. Está hecho de cables de acero reforzados que lo hacen seguro, aunque el movimiento natural al caminar genera una experiencia llena de adrenalina.
Algunas de sus características más destacadas son:
- Año de inauguración: 1889.
- Altura sobre el río: 70 metros.
- Longitud total: 137 metros.
- Ubicación: Parque del Puente Colgante de Capilano, en Vancouver, Canadá.
Una experiencia para valientes
Atravesar el puente colgante de Capilano es un desafío para quienes le temen a las alturas. Aunque su estructura es completamente segura, la sensación de inestabilidad hace que muchos visitantes no se animen a cruzarlo por completo.
Con el paso de los años, el lugar fue ampliando sus atractivos. Hoy, el parque incluye pasarelas colgantes entre los árboles, miradores panorámicos y un recorrido conocido como Cliffwalk, un sendero de cristal que bordea el acantilado a gran altura.
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Puente colgante de Capilano: un atractivo lleno de curiosidades
El puente colgante de Capilano no solo es famoso por su altura y su historia, sino también por las curiosidades que lo rodean:
- Fue reconstruido varias veces, la última en la década de 1950, para reforzar su seguridad.
- Está decorado con tótems indígenas que homenajean a las culturas originarias de la región.
- Durante la Navidad, se ilumina con miles de luces, creando un espectáculo nocturno único.
En fin. El puente colgante de Capilano es mucho más que una atracción turística: es un ícono de la ciudad de Vancouver y una experiencia que combina naturaleza, historia y adrenalina. Quienes se animan a cruzarlo disfrutan de una vista inigualable del bosque canadiense y de la fuerza del río que corre a sus pies.
