El Puente de la Confederación es una de las construcciones más sorprendentes de Canadá. Esta estructura de hormigón postensado se extiende por 12,9 kilómetros y conecta la provincia de Isla del Príncipe Eduardo con Nueva Brunswick, atravesando el estrecho de Northumberland.
Su inauguración, ocurrida el 31 de mayo de 1997, marcó un antes y un después en la conectividad de la región. Antes del puente, la única manera de llegar a la isla era mediante ferry. Con el tiempo, esta enorme obra se convirtió en un símbolo del país, tanto por su dimensión como por su resistencia a uno de los climas más desafiantes del hemisferio norte.
Además, es reconocido mundialmente como el puente más largo del planeta construido sobre aguas que pueden congelarse, una característica que implicó un diseño especialmente preparado para soportar el desplazamiento de placas de hielo.
Puente de la Confederación: historia y características de una construcción récord
El proyecto del Puente de la Confederación fue aprobado en 1992, luego de un referéndum provincial que autorizó su construcción. El trabajo fue encargado al consorcio Strait Crossing Development Inc. y tardó cerca de cuatro años en completarse, con más de 5.000 personas involucradas en distintas etapas.
Estas son algunas de sus características más destacadas:
- Longitud total: 12.910 metros.
- Cantidad de tramos: 62 vanos, con una altura máxima de 60 metros sobre el mar.
- Tránsito diario: lo cruzan miles de vehículos por la Ruta Transcanadiense.
Su construcción está pensada para resistir no solo las bajas temperaturas del invierno, sino también los vientos intensos y el paso de bloques de hielo, gracias a un diseño de columnas en forma de cono invertido que desvían las masas congeladas sin dañarlas ni comprometer la estructura.
¿Cómo se puede visitar el puente más largo de Canadá?
Hoy, el Puente de la Confederación se puede recorrer en auto, moto o autobús. Si bien no está permitido el tránsito peatonal ni en bicicleta, existen servicios especiales para transportar a quienes deseen cruzarlo a pie o con rodado.
Además, en las inmediaciones de ambos extremos del puente hay centros de interpretación, miradores panorámicos y puntos turísticos que explican su historia y valor arquitectónico. Uno de los accesos más conocidos es el pueblo de Borden-Carleton, que cuenta con tiendas, restaurantes y espacios culturales.
A pesar de que la travesía solo toma 10 minutos en auto, el recorrido es inolvidable, sobre todo durante los meses de invierno, cuando se pueden observar los témpanos de hielo flotando bajo la carretera.
