En la provincia de Granada, al sur de España, existe un municipio que, hasta mediados del siglo XX, se llamaba oficialmente Asquerosa. El origen de este nombre no está del todo claro: algunas teorías sostienen que derivaba de Alquerosa, un antiguo topónimo árabe que, con el paso de los siglos, terminó transformándose fonéticamente.
Pese a su sonoridad poco atractiva, Asquerosa era un tranquilo pueblo agrícola, rodeado de campos de tabaco y olivares. Sin embargo, para sus vecinos, el nombre empezaba a ser un problema: no solo provocaba bromas, sino que también perjudicaba la imagen del municipio en documentos oficiales y correspondencia.
El cambio de Asquerosa a Valderrubio

En 1943, el Ayuntamiento solicitó al gobierno español modificar el nombre. La propuesta aprobada fue Valderrubio, en honor a los extensos cultivos de tabaco rubio que caracterizaban la zona.
El cambio no solo buscaba embellecer la identidad local, sino también vincularla a su principal fuente económica. Desde entonces, Valderrubio se consolidó como un destino rural y cultural, especialmente vinculado a la figura del escritor Federico García Lorca, que pasó parte de su infancia en el pueblo.
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Ubicación, historia y curiosidades de la antigua “Asquerosa”

Valderrubio está situado a unos 29 kilómetros de Granada capital, en la comarca de la Vega. Hoy cuenta con alrededor de 2077 habitantes y mantiene un ambiente sereno, propio de los pueblos andaluces.
Entre sus principales atractivos, destacan:
- Casa Museo de Federico García Lorca: donde el poeta vivió de niño y que conserva objetos originales.
- Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción, de estilo neoclásico.
- Rutas agrícolas y paisajes de la Vega de Granada, ideales para pasear o hacer cicloturismo.
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Visitar Valderrubio hoy

Llegar a Valderrubio es sencillo desde Granada en coche o transporte público. El pueblo ofrece experiencias que combinan historia, literatura y naturaleza. Además de recorrer sus calles y museos, los visitantes pueden disfrutar de la gastronomía granadina y de la hospitalidad de sus vecinos.
Aunque el nombre de Asquerosa quedó en el pasado, todavía forma parte de su memoria colectiva y despierta la curiosidad de viajeros e investigadores. Hoy, Valderrubio es un ejemplo de cómo un cambio de identidad puede revitalizar la imagen de un lugar sin perder su esencia.