Las "ciudades rosas" se distinguen entre sí por muchos motivos, pero hay un rasgo esencial que las mantiene unidas: el llamativo color rosa de sus edificios, monumentos, calles o formaciones rocosas naturales.
En total son tres las "ciudades rosas" reconocidas a nivel mundial. Algunas se mezclan con la naturaleza, allí donde se encuentran paisajes milenarios, y otras destacan por sus palacios o fortificaciones militares históricas. Dos están en Asia y una en Europa.
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¿En qué países están las "ciudades rosas"?
En la primera ciudad rosa, que está en Jordania, el color rosado le gana a su historia. Se trata de Petra, una antigua ciudad que es un laberinto de tumbas talladas y templos en pleno desierto jordano. Según la UNESCO, es Patrimonio Mundial de la Humanidad, además de considerársela una maravilla del mundo.
¿Dónde está el rosa en Petra? Literalmente, todos lados. Cada edificio, columna y fachada se crearon a partir de la piedra que predomina en el lugar, la arenisca, que tiene un particular tono beige rosado. Hoy, "la ciudad perdida" es un enclave arqueológico del que sólo se conoce el 20%, ya que fue abandonado por sus pobladores hace quince siglos y redescubierta en el siglo XIX.
La siguiente ciudad rosa está a miles de kilómetros al este, en el norte de India. Jaipur, sin embargo, no tiene formaciones rosadas naturales, sino que sus edificios son de ese color por un motivo muy peculiar. Resulta que, en 1876, cada construcción importante se pintó de rosa para recibir al príncipe de Gales, cuando el país asiático aún era colonia de Gran Bretaña.
Su edificio más conocido, el Hawa Mahal, es una de las pruebas más evidentes de tal decisión ante la visita real, junto a la mayor parte del patrimonio histórico. Es famosa por sus bazares, fortalezas, templos, palacios y santuarios de vida silvestre.
Por último, hay que viajar a Francia para encontrar la última de las "ciudades rosas". Más precisamente al sur del país, donde se encuentra Toulouse. Es la capital de Occitania, una de las trece regiones que conforman el país del amor.
Tanto sus edificios como sus puentes destacan por el color rosado, y no hay momento en que pueda perderse de vista el color ya que la mayoría de las construcciones están hechas con ladrillos caravista.