En el corazón de la península ibérica existe una línea que ha resistido el paso del tiempo, las guerras, las revoluciones y los cambios políticos: La Raya, la frontera más antigua de Europa. Esta histórica división entre España y Portugal surgió en el Tratado de Alcañices, firmado en el año 1297 por el rey Fernando IV de Castilla y el rey Dionisio I de Portugal. Sin embargo, la demarcación ya tenía antecedentes desde 1267, cuando se trazaron los primeros límites tras el Tratado de Badajoz.
Desde entonces, La Raya prácticamente no ha sido modificada. Aunque ha tenido algunos ajustes menores a lo largo de los siglos, su trazado se mantuvo estable, convirtiéndose en una de las fronteras internacionales más longevas del mundo y la más antigua del continente europeo aún en vigor.
Hoy, este límite natural y político se extiende a lo largo de más de 1.200 kilómetros, atravesando ríos, montañas, aldeas y caminos rurales, y separando regiones que, a pesar de sus diferencias nacionales, comparten una gran cantidad de costumbres, tradiciones e incluso apellidos.
Curiosidades y características de La Raya, la frontera más antigua de Europa
A lo largo de su historia, La Raya ha sido escenario de acuerdos, conflictos y vínculos culturales. Aunque durante siglos fue un espacio militarmente custodiado, en la actualidad forma parte del Espacio Schengen, por lo que no existen controles fronterizos formales.
Entre sus aspectos más curiosos, se destacan:
- Tiene más de 750 años de antigüedad, con apenas mínimas modificaciones desde su trazado original.
- Es una de las pocas fronteras de Europa con topónimo propio. El término “La Raya” se utiliza tanto en Portugal como en España.
- Atraviesa más de 30 municipios en ambos países, donde muchas veces se habla una mezcla de portugués y español, y se celebran fiestas binacionales.
La presencia de esta frontera ha generado, en muchos casos, un fenómeno conocido como raianos, es decir, personas que habitan a ambos lados de la línea y que comparten identidad cultural híbrida, sin importar en qué país hayan nacido.
La frontera que une más que divide
La importancia histórica de La Raya va más allá de la geografía. Su permanencia en el tiempo muestra que es posible la convivencia pacífica entre países vecinos, incluso con siglos de historia y rivalidades pasadas. En la actualidad, representa un símbolo de integración europea, donde antiguos límites ahora son rutas turísticas, vínculos comerciales y puentes culturales.
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Además, gracias al interés que genera esta frontera única, muchas localidades a su alrededor han desarrollado propuestas de turismo rural, ecológico y patrimonial, invitando a los visitantes a recorrer pueblos medievales, castillos fronterizos y paisajes naturales que conservan siglos de memoria compartida.