La Imprenta de la Patria, como es conocida desde 1813, se encuentra actualmente en el Museo de la Vid y el Vino en Cafayate, Salta.
La primera imprenta de Argentina llegó al país cuando este no existía como tal, hace más de 250 años. Así, incluso antes de que se conformara el Virreinato del Río de la Plata en 1776, una de las futuras provincias argentina ya contaba con esta tecnología.
Hecha de hierro fundido, fue traída desde Europa por una compañía religiosa, y al ser la única en la región durante al menos cincuenta años, tuvo un rol fundamental en los primeros periódicos y gacetas que existieron.
La primera imprenta de Argentina entró al continente por Montevideo, pasó por Buenos Aires y desde allí llegó a Córdoba, donde se instaló en 1764. La Compañía de Jesús obtuvo la autorización de España y así trasladaron la imprenta a la Universidad de Córdoba, la más antigua del país. Los jesuitas la habían solicitado por dos motivos principales:
Sin embargo, a los tres meses de su arribo el padre Manuel Querini, por entonces rector de la universidad, se la otorgó al rector del Colegio Montserrat, Ladislao Orosz. No se sabe bien si la vendió o si la cedió al colegio, pero ambas instituciones estaban a cargo de los jesuitas.
En 1767, estos fueron expulsados de todas las posesiones españolas por disposición del rey Carlos III, quedando así removida dicha orden religiosa de la dirección de la universidad y del colegio. Su lugar fue ocupado por los franciscanos, quienes no utilizaron la imprenta. Así, fue abandonada en el sótano del Colegio Monserrat.
Tres años después de la expulsión de la orden jesuítica, el virrey Vértiz, que por entonces gobernaba Buenos Aires, ordenó trasladar la imprenta y la bautizó con un nuevo nombre: Real Imprenta de Niños Expósitos. Su intención era que acompañara el desarrollo de la ciudad, que en seis años sería la capital del virreinato, y que abonara al cuidado de los Niños Expósitos.
Así, la imprenta se trasladó de la Manzana de los jesuitas en Córdoba a la que hoy se conoce como la Manzana de las Luces, en el cruce céntrico de Perú y Adolfo Alsina. Con ella, se imprimieron distintos periódicos y documentos de gran importancia histórica:
La imprenta estuvo en Buenos Aires hasta 1813, cuando fue trasladada a Salta por cesión de Bernardino Rivadavia. Allí se instaló en el Cabildo de Salta y obtuvo su nombre definitivo: Imprenta de la Patria.
En la actualidad, permanece en la misma provincia y se exhibe en el Museo de la Vid y el Vino de Cafayate.
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