El 15 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Democracia, una jornada destinada a reflexionar sobre el valor de vivir en un sistema donde la participación ciudadana, el respeto a los derechos humanos y la transparencia de las instituciones son pilares fundamentales. La fecha fue establecida en 2007 por la Asamblea General de la ONU y comenzó a conmemorarse oficialmente en 2008.
¿Qué significa la democracia?
La democracia es un sistema político que garantiza la posibilidad de elegir y ser elegido, la división de poderes y la vigencia de libertades esenciales como la de expresión y asociación. Según el Índice de Democracia elaborado por The Economist, países como Noruega, Islandia y Suecia encabezan la lista de “democracias plenas”. En cambio, naciones como Corea del Norte o Afganistán figuran entre los regímenes más autoritarios.
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¿Cuándo y dónde surgió la democracia?
Algunas características del sistema son:
- Respeto a los derechos humanos.
- Elecciones libres, periódicas y transparentes.
- Participación ciudadana en la toma de decisiones.
Democracia en Argentina: el 10 de diciembre como símbolo
En nuestro país, la democracia tiene un día propio: el 10 de diciembre. Esa fecha se convirtió en símbolo desde 1983, cuando Raúl Alfonsín asumió la presidencia tras la última dictadura militar. Desde entonces, todos los traspasos de mando se realizan en esa jornada.
El motivo no es casual: el 10 de diciembre también coincide con el Día Internacional de los Derechos Humanos, proclamado por la ONU en 1948. Así, la democracia argentina está directamente ligada al respeto por las libertades fundamentales y la memoria histórica.
El presente y los desafíos de la democracia en el mundo
En la actualidad, más de 70 países celebran elecciones en distintos niveles. Sin embargo, la ONU advierte que aún existen amenazas como la desigualdad, la desinformación y los intentos de concentración del poder que ponen en riesgo este sistema.
El Día Internacional de la Democracia invita a repensar cómo cada sociedad protege sus instituciones y fortalece la participación de los ciudadanos, recordando que no se trata solo de un régimen político, sino de un modo de convivencia que garantiza el futuro.
