Ubicada a orillas del Mediterráneo, a unos 130 kilómetros al este de Trípoli, en Libia, se alza Leptis Magna. Esta ciudad no fue solo un asentamiento más dentro de los dominios de Roma; fue una de las metrópolis más ricas y bellas del mundo antiguo. Aunque sus orígenes se remontan a los fenicios, alcanzó su máximo esplendor bajo el dominio romano, especialmente cuando uno de sus hijos predilectos, Septimio Severo, se convirtió en emperador en el año 193 d. C.
Bajo el mandato de Severo, la ciudad se embelleció con monumentos colosales que nada tenían que envidiarle a la mismísima Roma. Con un tamaño que impresiona a los arqueólogos modernos, Leptis Magna se extendía sobre una superficie vasta, albergando foros, basílicas, templos y un puerto que era el motor económico de la región. Gracias a que quedó cubierta por las arenas del desierto durante siglos después de su abandono, sus ruinas se conservaron de manera excepcional, permitiéndonos hoy ver detalles que en otros lugares se han perdido para siempre.
¿Por qué Leptis Magna es hoy un tesoro en riesgo?
La importancia de este sitio es tal que la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1982. Sin embargo, la historia reciente ha sido menos amable con estas piedras milenarias. Debido a la inestabilidad política y los conflictos armados que han afectado a Libia, la Leptis Magna fue incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad en peligro en el año 2016.
La falta de mantenimiento, la exposición a los elementos y la ausencia de turismo masivo —que en otros tiempos ayudaba a financiar su cuidado— han puesto en jaque la estructura de sus edificios. Aunque el sitio se mantiene milagrosamente en pie y sin grandes daños directos por la guerra, el "olvido" y la falta de especialistas que trabajen en su restauración son sus peores enemigos. Visitarla hoy es posible pero complejo, y quienes lo logran se encuentran con una ciudad fantasma de mármol que espera recuperar su antigua gloria.
Datos y características de Leptis Magna
- Fundador del esplendor: el emperador Septimio Severo, quien nació en la ciudad y la transformó en un centro monumental.
- Hito arquitectónico: el Teatro de Leptis Magna, uno de los más grandes y mejor conservados de África, con una vista espectacular al mar.
- Fecha clave: 2016, año en que la UNESCO activó la alerta roja sobre su conservación.
- Monumentos destacados: el Arco de Septimio Severo, las Termas de Adriano y el Mercado, que aún conserva las tablas de medidas originales.
Un legado que debemos proteger para el futuro
Explorar las calles de Leptis Magna es caminar entre columnas corintias y mosaicos que cuentan historias de gladiadores, comerciantes y filósofos. Sus características más llamativas, como el complejo sistema de alcantarillado y la precisión de sus grabados en piedra, nos demuestran el avanzado nivel de ingeniería que poseían los romanos.
El caso de Leptis Magna nos invita a reflexionar sobre la fragilidad de nuestra historia. Un monumento que sobrevivió a terremotos, invasiones y al paso de casi dos mil años, hoy depende de la voluntad humana para no desmoronarse. Proteger estas ruinas no es solo una tarea de Libia, sino de toda la humanidad, para que las futuras generaciones de estudiantes y exploradores puedan seguir aprendiendo de las raíces de nuestra civilización. En el silencio de sus gradas vacías, la ciudad sigue enviando un mensaje: la cultura es lo que nos une a través del tiempo, y perderla sería perder una parte de nosotros mismos.