El pueblo de Taos está ubicado en el actual estado de Nuevo México, Estados Unidos, y es considerado uno de los asentamientos más antiguos del continente que todavía permanece habitado. Su origen se remonta a más de 1.000 años atrás, cuando los pueblos indígenas de la región construyeron casas de adobe —mezcla de barro, agua y paja— que aún se conservan en pie.
La estructura de Taos sorprende a los visitantes: se trata de un conjunto de edificaciones de varios pisos, levantadas en tonos terrosos que se mimetizan con el paisaje desértico. Según datos de la UNESCO, este sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992 por su excepcional valor histórico y cultural.
Historia y habitantes de Taos

A lo largo de los siglos, el pueblo de Taos fue hogar de comunidades indígenas pertenecientes a la cultura pueblo, quienes mantuvieron vivas sus tradiciones a pesar de los cambios sociales y políticos que atravesó América del Norte.
Actualmente, en el pueblo viven cerca de 150 personas de manera permanente, mientras que la población total de la comunidad supera los 2.000 habitantes, distribuidos en áreas cercanas.
Entre las características más llamativas de Taos se encuentran:
- Antigüedad: más de 1.000 años de historia documentada.
- Construcción: viviendas hechas con adobe y madera, renovadas periódicamente con técnicas tradicionales.
- Reconocimiento: declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1992.
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Cómo visitar el pueblo de Taos
Taos no es solo un sitio histórico, sino también un destino turístico que atrae a miles de visitantes al año. El pueblo abre sus puertas al público, aunque mantiene sectores reservados para la vida privada de sus habitantes.
Quienes lo visitan pueden recorrer sus calles, conocer la arquitectura ancestral, ingresar a algunas viviendas habilitadas y participar en celebraciones culturales que aún se mantienen vivas. Entre ellas destacan ceremonias tradicionales que mezclan rituales indígenas con influencias posteriores a la llegada de los españoles.
El acceso a Taos se realiza a través de la ciudad de Taos (Nuevo México), que está a solo pocos kilómetros de distancia. Desde allí, se organizan visitas guiadas que explican la importancia histórica y cultural del lugar.
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Un legado vivo del pasado

A diferencia de otros sitios arqueológicos que quedaron deshabitados, Taos se mantiene como un pueblo vivo, en el que las costumbres, el idioma y la espiritualidad de sus habitantes conviven con la modernidad.
Por eso, visitar Taos no es solo un viaje al pasado: es también una oportunidad de ver cómo una comunidad ancestral logró conservar su identidad y su arquitectura durante más de mil años, en pleno territorio de Estados Unidos.